
Uno de los mayores valores que se le puede ofrecer a los inversores españoles es estar al tanto de la situación geopolítica mundial. Los medios nacionales se centran en el panorama español y muestran un desconocimiento profundo de lo que ocurre en otros países. Y en el sector financiero ocurre algo parecido. Pero nuestras inversiones y ahorros van a depender mucho más de lo que ocurra en esos países que de lo que ocurra en España.
El caso más palmario es el de EE.UU. Pese a la enorme importancia que tiene lo que ocurra en Norteamérica, el desconocimiento es total. Se han establecido una serie de clichés, que los tertulianos aprendieron en su día y no se han preocupado de actualizar. Por ejemplo, no entendían que mucha gente que planeaba votar a Trump no lo hacía porque les guste, sino porque no les gustaba Biden (y la edad ya era uno de los motivos). Y porque, al contrario que en España, en Estados Unidos la inflación importa más que la ideología. Biden no tiene un buen historial en relación con la inflación si lo comparamos con el de Trump. Y el pueblo llano allí no se queda en las excusas, sino en los efectos.
Los medios nacionales tampoco saben que existe un candidato independiente, Kennedy, que cuenta en las encuestas con entre un 10 % y un 15 % de los votos y que por lo tanto podría decidir hacia qué lado se inclina la balanza. Cuando solo queden Trump y quien vaya a ser el candidato demócrata, el apoyo de Kennedy va a ser fundamental.
Y, dada la importancia que tienen estas elecciones económicamente hablando, a nivel financiero ese desconocimiento puede tener consecuencias importantes sobre la rentabilidad de las inversiones, ya sean de renta fija o de renta variable y de cualquier país del mundo. De ahí nuestro interés en conocer bien la situación en cada momento.
Un ejemplo llamativo es cómo ha pasado de desapercibida la elección de vicepresidente por parte de Trump, tanto en la prensa española como en los informes de bancos y sociedades de valores.
Porque JD Vance no es un vicepresidente florero. Nació y vivió en una de esas zonas de EE.UU. que se hundieron cuando todo lo que se hacía en ellas pasó a fabricarse en Méjico y otros países beneficiados por el acuerdo NAFTA. Es muy conocido por haber escrito un "best seller" sobre su vida, que luego se ha convertido en una serie de Netflix. Vivió pobre, se alistó en los marines, consiguió ingresar luego en Yale, trabajó en Silicon Valley y finalmente aterrizó en política.
La vida y la visión económica de JD Vance transmiten un mensaje muy claro de parte de Trump: si gana, abra cambios importantes.
Estos cambios podrían afectar negativamente a las grandes tecnológicas - ya dije en su día que había una espada de Damocles en forma de ley antimonopolio -, que han comprado muchos boletos por su apoyo incondicional al partido demócrata. Podrían encontrarse con el pie cambiado si gana Trump. Y no tendrán un aliado en Vance, pese o precisamente por su periodo en el sector.
En cambio podría beneficiar a otras partes del tejido empresarial norteamericano. La mezcla de desregulación que tanto gusta a Trump, unida al deseo de Trump y Vance de reanimar las zonas económicamente deprimidas de EEUU y favorecer determinados estratos de la población tendría importantes consecuencias bursátiles.
Y no hay que esperar a ver si gana Trump: en bolsa se descuentan expectativas y el nuevo "Trump trade" no ha hecho más que empezar: cuando parezca que los demócratas se recuperan, beneficiará a unos sectores y valores. Y ocurrirá exactamente lo contrario cuando mejoren las expectativas de Trump … y Vance.
La señal que manda Trump con el nombramiento de Vance es que quiere recuperar el tejido empresarial norteamericano. En el mejor de los casos obligará a fabricar en Estados Unidos a las empresas extranjeras que quieran vender allí. Es algo que ha declarado recientemente y es una novedad positiva en sus planteamientos. En el peor, habrá una guerra tarifaria.
Todo esto también afectará a la relación de cambio del dólar con el resto de divisas. Y probablemente no como se está diciendo, porque si lo que quiere Trump es reducir el déficit comercial y exportar más, no tiene mucha lógica que busque un dólar fuerte.
Ya dijimos que una de las características de la nueva presidencia de Trump sería la volatilidad. La misma que se produjo en los mercados en su anterior mandato. Es una mala noticia para quién no sepa ver la señales y no sepa cómo aprovechar ese aumento de la volatilidad en los mercados, pero una fuente de rentabilidad en caso contrario. El "Trump trade" permitió ganar mucho dinero en su día y esta vez no será diferente.