Opinión

¿Tienen ya problemas las nuevas normas fiscales de la Unión Europea?

  • Las elecciones francesas y su alto déficit público dificultan el proceso de aplicación en la UE

El marco fiscal de la Unión Europea, el intento de la Comisión Europea de coordinar las posiciones fiscales de los países miembros, se reinstaurará en septiembre por primera vez desde que se suspendieron al inicio de la pandemia. Pero dada la incertidumbre tras la primera vuelta de las legislativas en Francia y la posibilidad muy real de una expansión fiscal, cuando es necesario ahorrar, ¿está ya comprometida la credibilidad de las reglas, antes de que se reintroduzcan?

La suspensión de las reglas fiscales ofrecía la oportunidad de actualizar lo que los países miembros consideraban "anticuado". Pero decidir cómo revisarlas no fue fácil. Tras laboriosas negociaciones, en las que los países miembros lucharon por lo que cada uno consideraba importante, se creó un nuevo conjunto de reglas fiscales. Una vez más son imperfectas, aunque mejores que las anteriores. Todos los países miembros ven la necesidad de tener cierta coordinación fiscal, aunque sea mínima, para evitar que el exceso de deuda ponga en peligro la unión monetaria. Así pues, algunas reglas son mejores que ninguna, y desde luego hay que acoger con satisfacción unas reglas mejores que las que había antes.

Para preparar el inicio de este marco, la Comisión Europea incluyó el miércoles 19 de junio a siete países en el procedimiento de déficit excesivo (PDE). Se trata de países cuya situación presupuestaria debe reajustarse. Entrar en el PDE significa que el país tiene la obligación de reducir su déficit por debajo del valor de referencia del 3% y situar su deuda en una senda decreciente. En la práctica, esto significa que cuando los países presenten sus planes de gasto plurianuales a la Comisión Europea para su revisión en otoño, deberán demostrar cómo van a cumplir esta obligación.

Uno de los siete países sometidos al PDE es Francia. Con una deuda actual superior al 110% del PIB, Francia tendrá que encontrar la manera de consolidar y reducir su deuda fiscal. Mis colegas de Bruegel calculan que Francia tendrá que recortar entre un 0,5% y un 0,8% durante al menos los próximos cuatro años, dependiendo de la velocidad a la que tenga que hacerlo.

Sin embargo, ninguno de los partidos políticos que se presentaron a las elecciones ha prometido recortar el gasto. Todo lo contrario. la Agrupación Nacional, que fue el ganador el domingo, promete ir a por el gasto e incluso revertir la reforma de las pensiones del presidente Macron. En septiembre, parece muy poco probable que la próxima entidad política encargada de elaborar el presupuesto de Francia para los próximos años cumpla con el dictado de las nuevas normas fiscales.

Aquí empiezan los problemas. En principio, la Comisión Europea tendrá que intensificar los procedimientos, pero ¿hasta dónde? El propio PDE prevé multas para los países de la UE que lo incumplan, pero nunca se han impuesto multas en la historia de las normas fiscales. La cuestión siempre ha sido que multar a un país que gasta más de la cuenta es contraproducente y parece haber reticencias entre los ministros de Hacienda a aceptar multas para cualquier colega.

La Comisión Europea tendrá que tener muchas cosas en cuenta. Reprender y multar a un gobierno de extrema derecha en Francia, en caso de ser elegido, corre el riesgo de aumentar la grieta entre un público cada vez más antieuropeo y el establishment de Bruselas. ¿Es un riesgo que merezca la pena correr cuando se trata de Francia?

Hay mucho en juego. El excepcionalismo francés y, más en general, el doble rasero con el que la Comisión Europea controlaba a los grandes países en el pasado han minado su credibilidad. Ahora, la incapacidad de hacer cumplir las normas de la UE se verá como un respaldo a políticas peligrosas, y no sólo para la sostenibilidad del euro (por ejemplo, la democracia). Tras la crisis financiera y las políticas extremadamente invasivas aplicadas por la Comisión Europea en los países del programa, ya no es posible un enfoque de "no intervención" en las normas europeas. Además, los países pequeños estarán especialmente atentos para ver si se vuelve a permitir que un país grande se salga con la suya por no adherirse a un conjunto común de normas.

La Comisión Europea no se encuentra en una buena posición a pesar de la promesa del marco fiscal mejorado para mejorar la coordinación. El primer año de funcionamiento de estas normas siempre iba a ser duro, dada la pronunciada curva de aprendizaje que supone su aplicación. Las elecciones francesas han dificultado aún más este primer año. Corresponde a la nueva Comisión rescatar la credibilidad de todo el marco.

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