La industria alimentaria elevó un 1,4% los precios en abril. Se trata del porcentaje más bajo desde 2020 y es tres veces inferior al IPC de los alimentos, que se situó en el 4,7% en ese mismo mes.
La brecha refleja que los fabricantes no han repercutido en su totalidad la subida de costes que sufren. Un sacrificio que se debe a la presión de los supermercados, que están en plena guerra de ofertas para subir sus ventas. El sector, por tanto, limita el alza de los precios a costa de sacrificar sus ya estrechos márgenes, en el entorno del 3% en la distribución. Esto evidencia que nadie se está lucrando en estos momentos en la alimentación, lo que deja sin argumentos a Yolanda Díaz que recientemente volvió a acusar a los empresarios de aprovechar el alza de la inflación "para forrarse".
