Opinión

Más valientes, más ecológicos, más justos

  • Los próximos dirigentes de la UE tendrán que garantizar la unidad y la cohesión

En 2019, antes de las elecciones europeas de ese año, mi colega Guntram Wolff, entonces director de Bruegel, y yo editamos una colección de ensayos escritos por nuestros becarios para los nuevos dirigentes de la Unión Europea. Instábamos a los dirigentes a ser más audaces en sus acciones, a apostar por políticas más ecológicas y a salvaguardar la cohesión de la UE.

Ahora, en vísperas de las elecciones europeas de junio, está claro que los últimos cinco años han resultado muy diferentes a nuestras expectativas. En la primavera de 2019, cuando editamos el libro, no había forma de saber que, en menos de un año, el mundo entero estaría bloqueado y los países de la UE acabarían registrando 1,3 millones de muertes por Covid-19. Tampoco era razonable suponer entonces que cinco años después habría una guerra prolongada en las fronteras de Europa. Ni que una Rusia totalitaria iba a provocar la mayor crisis energética jamás vista en el mundo, obligando a la UE a desvincularse por completo de la energía rusa.

Los dirigentes nacionales y de la UE acabaron aplicando políticas más valientes que nunca, aunque forzados por la policrisis. En la primavera de 2020 y en el plazo de tres meses, los dirigentes de la UE reunieron varios paquetes diferentes para financiar el desarrollo de las muy necesarias vacunas y proteger el valor económico y el empleo.

Sorprendentemente, aprendiendo de la Crisis Financiera Global, esto no se hizo a expensas de la muy necesaria inversión, particularmente en las transiciones verde y digital. El paquete Next Generation EU se elaboró para financiar la recuperación y aumentar la resistencia de la UE. Fue valiente porque se elaboró rápidamente y, por primera vez, se financió mediante la emisión de deuda común: la UE se endeuda como una sola entidad para conceder préstamos y subvenciones a los países. La respuesta fue ciertamente ecológica, ya que su motivación era seguir invirtiendo en la economía verde. Y fue justa porque la asignación de fondos se dio proporcionalmente a los más afectados por la pandemia, en relación inversa a los medios financieros de cada país.

Una parte no utilizada de Next Generation EU se reutilizó para acelerar la desvinculación de Rusia al tiempo que se aceleraba la transición energética para abandonar los combustibles fósiles. La UE también se unió para imponer sanciones que rompieran las relaciones económicas con Rusia. Y se permitió de nuevo a los países eludir las normas fiscales y de ayudas estatales para poder prestar ayuda financiera a hogares y empresas a fin de hacer frente a la sacudida inflacionista que supuso la subida de los precios de la energía.

No podemos predecir el futuro. Pero sí sabemos que en los próximos cinco años la UE tendrá que dar prioridad a su seguridad, económica y de otro tipo. Aunque todos esperamos un futuro pacífico, lo cierto es que las rivalidades mundiales han creado turbulencias. La UE y Europa tendrán que salvaguardar la paz invirtiendo en fuerzas militares más fuertes.

Esto no es algo natural para la UE porque se creó como un proyecto de paz. Además, nunca tuvo la ambición de llevar a cabo una política exterior común, lo que la deja ahora en clara desventaja y en gran necesidad de acelerar la coordinación.

Al mismo tiempo, no cabe duda de que la economía mundial ya no es tan abierta como antes. Los países tendrán que depender menos del comercio y más de la producción y el consumo nacionales. Todo ello ha reavivado instintos proteccionistas que fragmentan aún más la economía mundial. Sin duda, la UE tendrá que imitar algo de eso, al menos para garantizar su propia seguridad económica.

Pero todos sabemos que, en última instancia, se trata de una carrera a la baja. Cuanto más se invierte en fuerzas militares, más aumenta la amenaza de guerra. Cuanto más se cierran las economías para protegerse de la competencia desleal, más se socavan el bienestar y la capacidad de innovación. Y, por último, cuanto más nos esforcemos por reunir a todos en torno a la mesa mundial y establecer un reglamento mundial aceptable, menos capaz será de hacer frente a la emergencia climática.

Sin duda, los próximos dirigentes de la UE tendrán que garantizar la unidad y la cohesión. Y no dejarán de necesitar ser valientes.

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