
Las altas rentabilidades que las Letras del Tesoro han mostrado durante el ciclo de subidas de tipos de interés en la eurozona han seducido al inversor conservador. Buena muestra de ello fueron las míticas fotografías de largas colas a las puertas del Banco de España. El apetito por este producto ha sido tal que los hogares españoles tienen en su poder más de 24.600 millones en Letras, una cifra que supone el 34,8% del total de las emitidas.
El interés de los ahorradores por este vehículo de inversión es compresible ya que durante los dos últimos años se han logrado atractivos retornos que, además, mejoraban cada vez que se renovaban las Letras. Pero dicho escenario idílico se ha roto por primera vez tras la última subasta realizada por el Tesoro Público, que ha sido la primera en dos años en las que el ahorrador renovará las Letras a una rentabilidad inferior a la que consiguió hace un año. Es cierto que la diferencia es mínima, 3,407% frente al 3,44% de junio de 2023.
Pero supone un claro punto de inflexión, que anticipa una mayor caída de los cupones en los próximos meses. Una pérdida de rentabilidad que responde a la relajación de la política monetaria en la eurozona que, según el mercado, arrancará este mismo jueves tras la reunión del BCE. Este primer recorte de tipos de interés reducirá el retorno de las Letras y, también, de los bonos o fondos de renta fija. En este contexto, el inversor que afronte una renovación debería alargar los plazos lo máximo que pueda, ya que la ganancia final de las Letras disminuirá en los próximos meses. Una caída que restará atractivo a este producto conservador, ya que será complicado que durante el resto del año pueda ofrecer retornos capaces de batir a la inflación.