
Ucrania no es la única parte de Europa vulnerable a los misiles y ataques aéreos. Las capacidades existentes, en particular los sistemas integrados de defensa antiaérea y antimisiles de la OTAN, no bastan para proteger globalmente el territorio europeo. Según el militar alemán de más alto rango, el general Breuer, "no hay alternativa" a la construcción en los próximos cinco a ocho años de una defensa antimisiles contra una Rusia más agresiva. La experiencia tanto en Ucrania como en Israel demuestra que una defensa antimisiles eficaz es realmente factible.
En vista de ello, sería irresponsable que no se construyera rápidamente un escudo antiaéreo europeo, especialmente para los países que carecen de disuasión nuclear propia. Pero un proyecto de este tipo se enfrentaría a dos grandes problemas: el coste y la disyuntiva entre la rapidez del despliegue y los objetivos de la política industrial en la industria de defensa. La emisión de deuda de la Unión Europea podría resolver estos problemas. Una deuda adicional de la UE al margen de las normas fiscales nacionales y de las consolidaciones presupuestarias liberaría recursos presupuestarios nacionales y proporcionaría estabilidad de financiación a largo plazo.
Los sistemas de defensa antiaérea como el Patriot de fabricación estadounidense son caros, una de las razones por las que los gobiernos europeos no han invertido lo suficiente. Las dificultades del intento liderado por Alemania en la primavera de 2024 de dotar a Ucrania de más capacidades de defensa antiaérea demostraron lo escasos que son estos sistemas, la reticencia de los gobiernos a proporcionarlos a Ucrania mientras aumentan sus propias vulnerabilidades, y que el coste es un problema.
Una emisión de deuda de la UE a gran escala proporcionaría a los países de la UE los fondos necesarios para encargar y comprar sistemas de defensa aérea inmediatamente. A corto plazo, la deuda de la UE podría financiar la compra de equipos ya disponibles a fabricantes estadounidenses e israelíes. La Iniciativa Escudo Celeste Europeo, propuesta por el Canciller Scholz en agosto de 2022, cuenta actualmente con 21 Estados participantes, a los que se sumará Polonia. Sin embargo, la iniciativa ha sido criticada por Francia y otros países, en parte debido a que se centra en empresas estadounidenses e israelíes. La rápida expansión de esta iniciativa permitiría a los países del centro y el este de Europa dar prioridad a las inversiones en defensa aérea de forma más creíble, al tiempo que liberaría recursos presupuestarios nacionales para otros gastos de defensa.
Dado que la deuda de la UE sería adicional, el aumento del gasto a corto plazo no iría en detrimento de los objetivos de la política industrial de defensa. Alemania, por ejemplo, compró sistemas Patriot en 2023 y 2024 por varios miles de millones de euros. Estas compras absorbieron una parte significativa de un fondo especial alemán de defensa (Sondervermögen) de 100.000 millones de euros. Si se dispusiera de financiación de la UE, los recursos fiscales liberados podrían centrarse en compras militares nacionales y europeas –por ejemplo, drones–, incluso a empresas europeas de defensa de alta tecnología. Si la deuda de la UE fuera adicional, las compras a empresas estadounidenses no desplazarían el desarrollo industrial europeo. Dado que el gasto actual en defensa es insuficiente para crear rápidamente las capacidades necesarias, la deuda europea adicional sería de gran ayuda.
La emisión de deuda europea también proporcionaría financiación a largo plazo que aportaría la estabilidad necesaria para una política industrial eficaz. El presidente Macron ha destacado que Europa cuenta con algunas de las mejores empresas productoras de sistemas de defensa aérea. La deuda de la UE proporcionaría el horizonte de planificación para encargar a estas empresas un gran proyecto de política industrial para que sus sistemas de defensa aérea estén en condiciones de proteger plenamente el espacio aéreo europeo. Parte de la respuesta podría consistir en complementar e integrar los actuales sistemas Patriot y Iron Dome.
Por último, la nueva iniciativa de financiación de la UE también debería estar abierta a otros aliados europeos, como el Reino Unido y Noruega, que forman parte del mismo espacio aéreo que hay que defender, y que también cuentan con empresas de defensa punteras a las que se podría comprar. Un bien público europeo requiere financiación europea. La UE podría colocar rápidamente deuda europea en el mercado a bajo coste, como demostró la iniciativa de deuda de la UE en respuesta a la pandemia Covid-19.
A corto plazo, la deuda de la UE ayudará a construir más rápidamente la defensa aérea, y los recursos nacionales liberados podrían utilizarse para avanzar en otras tecnologías militares de vanguardia. Mientras tanto, el compromiso a largo plazo a través de la deuda de la UE ayudaría a superar el eterno problema de los intereses creados político-industriales a corto plazo y a impulsar sistemas de defensa aérea fabricados en Europa que protegerán al continente frente a una amenaza que puede seguir siendo grave durante décadas.