
Las integrantes del Ibex han pulsado la palanca de las ventas en activos no estratégicos. Así, las grandes cotizadas sitúan en el escaparate del mercado potenciales desinversiones que suman hasta 30.000 millones en caso de materializarse.
Con ello las empresas pretenden poner a raya su endeudamiento o conseguir el grado de inversión por parte de las agencias de calificación. Objetivos que pueden alcanzarse ante una estrategia generalizada de saneamiento que presenta buenas perspectivas de concretarse en muchos casos. Ello debido al elevado apetito inversor que muestran en estos momentos los gigantes del capital riesgo por el mercado nacional. El Ibex, por tanto, acierta al aprovechar esta ventana de oportunidad para impulsar su saneamiento.