
El ataque del presidente argentino Javier Milei a Begoña Gómez, tachándola de "corrupta", durante su visita a España ha dado lugar a una importante crisis diplomática entre ambos países. Así, el Gobierno ha convertido la llamada a consultas de su embajadora en Argentina en retirada definitiva tras calificar ahora Milei a Pedro Sánchez de "socialista arrogante".
Vaya por delante que el comportamiento del mandatario argentino es indigno del cargo que ocupa. Carece también de toda justificación, aunque llegue tras recibir él mismo ataques de diferentes miembros del Ejecutivo español. Pero la respuesta de Moncloa resulta excesiva en un asunto personal entre ambos líderes que además se produce en el marco de un acto electoral. Además, España no hizo nada similar en un conflicto mucho más grave, como fue la expropiación de YPF a Repsol decretada por Cristina Fernández de Kirchner en 2012.
Todo apunta, por tanto, que Sánchez busca ahora aprovechar la polémica visita a España de Milei para sacar rédito político de cara a las elecciones europeas. Lo hace presionando a las empresas para que critiquen a Milei y abriendo una crisis diplomática que conllevará represalias por parte del Gobierno argentino. Esta situación puede generar graves problemas a las 117 empresas españolas que operan en Argentina, con inversiones de casi 18.000 millones. Entre ellas está Naturgy, que afronta este año un proceso de renovación de algunas de sus licencias en el país.
La desmedida respuesta de Moncloa a Milei arriesga así el negocio de nuestras multinacionales y amenaza la abundante y fructífera relación comercial que ha habido siempre entre España y Argentina. Urge que el Gobierno destense esta crisis y aleje sus intereses políticos de la economía para no generar un injusto perjuicio a las empresas. Con ese fin, el ministro Albares no debe cumplir su amenaza de llevar a cabo nuevas medidas.