Opinión

Más allá del texto: las capacidades de la IA en la creación audiovisual

Nos encontramos en una etapa de profunda exploración tecnológica, en la que buscamos entender todo lo que la inteligencia artificial puede ofrecer. Un testimonio de este interés es el reciente experimento del empresario y cofundador de Linkedin, Reid Hoffman, quien ha creado su propio gemelo digital con el que mantuvo una interesantísima conversación de casi quince minutos sobre temas controvertidos que involucran a la IA, como puede ser la necesidad de regular esta tecnología. Un experimento nutrido a partir de todo su trabajo realizado durante más de dos décadas, incluyendo entrevistas, libros, podcasts y conferencias.

Este proyecto, dejando de lado lo novedoso e impactante que resulta ver a una persona hablar con su "gemelo digital", refleja la capacidad que está demostrando la inteligencia artificial para la creación de contenido multimedia. Hasta ahora, el enfoque principal de las grandes tecnológicas había sido desarrollar las habilidades de la IA para generar textos e imágenes de forma eficiente como los populares chatbots de ChatGPT y Gemini o herramientas que permiten la creación de imágenes, como Midjourney o Playground. Todas ellas han transformado definitivamente la manera en que millones de personas alrededor del mundo llevan a cabo sus tareas diarias.

Sin embargo, el campo de la IA es capaz de evolucionar mucho más allá de estas fronteras, y es ahora cuando comenzamos a ver sus consecuencias. Hoy basta con tres segundos de audio y un nivel básico de habilidades en IA para recrear la voz e imagen de una persona, ya que las herramientas disponibles en el mercado permiten a cualquier usuario generar contenido audiovisual de alta calidad en segundos.

Estos modelos ya han tenido fuertes repercusiones como es el caso de los influencers generados a partir de la IA que están ganando hasta 10.000 euros al mes, o la creación de una presentadora virtual por la empresa Be a Lion, filial de Mediaset España, encargada de presentar un espacio dentro de la web del programa 'Supervivientes'. Su creación no estuvo exenta de debate tanto en las redes sociales como en la propia cadena.

Yendo un paso más allá, en los últimos días, ha ganado gran popularidad la aplicación de Suno, dedicada a la creación musical a través de la IA y que causa gran furor en las redes sociales por dar la posibilidad de crear una canción de alta calidad a partir de un texto sencillo. No obstante, su irrupción también ha generado malestar entre la industria musical, al superar las capacidades humanas en términos de velocidad de producción y recursos que se deben destinar, haciendo sumamente difícil competir con ellas. A su vez, se han generado preocupaciones en cuanto a los derechos de propiedad intelectual con los que se han entrenado estos algoritmos. Sin embargo, sus creadores afirman que esta plataforma no pretende copiar estilos musicales y crear nuevas canciones con la voz de artistas de renombre, ya que no memorizan la música sino que la estudian y aprenden sus patrones, en un proceso comparable al de inspiración humana.

Pero lejos de ser una amenaza para los profesionales, este tipo de herramientas de IA generativas se erigen como el impulso idóneo para que los especialistas mejoren la calidad de sus creaciones. Entre sus ventajas, esta tecnología permite optimizar tareas de edición de video, la identificación automática de objetos y la mejora de la calidad de imagen y sonido. En este contexto, los individuos tienen la capacidad de materializar sus ideas con mayor rapidez y su juicio crítico se vuelve crucial para distinguir entre lo que constituye una ejecución exitosa y lo que no.

Los consumidores se han acostumbrado a que las innovaciones en este ámbito sean constantes, creando un ciclo en el que exigen la creación de más plataformas y funcionalidades. Por ello, las grandes tecnológicas, como OpenAI, Meta o Microsoft, están destinando una importante cantidad de recursos al desarrollo de nuevas herramientas basadas en IA, lo que, sumado al establecimiento de nuevas alianzas estratégicas con otras compañías, está abriendo paso a un ecosistema más competitivo que promete mejorar la experiencia del usuario y la calidad del producto final.

Ante la creciente oferta, surgen riesgos éticos porque, a menudo, la innovación se prioriza ante la seguridad. En este contexto, el papel de la auditoría de modelos y algoritmos se vuelve clave para mitigar estos riesgos.

Las integraciones deben estar monitorizadas por expertos en IA, que actúan como profesionales independientes garantizando que la tecnología se está aplicando de forma ética. Este procedimiento, no solo previene futuros problemas legales, financieros o reputacionales a las compañías, sino que también abre paso a un ecosistema donde se fomente la innovación en IA consciente y responsable.

Todas estas innovaciones auguran un futuro donde, si las empresas y los usuarios se comprometen a adoptar un enfoque transparente y responsable, seremos capaces de escalar nuestros negocios, nuestra economía y la sociedad en su conjunto. El éxito en este campo requiere de un compromiso colectivo. Con una base sólida, las empresas estarán mejor equipadas para navegar por el complejo y emocionante mundo de la inteligencia artificial.

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