
Tengo muy claro que las autoridades monetarias, los líderes de la macroeconomía, la política monetaria y fiscal son necesarios para la buena marcha de nuestro país y para la Unión Europea. Quiero que quede claro que no soy ni antisistema ni anti-autoridades monetarias, y que asumo la importancia de su labor. Dicho esto, hace unos días tuve la oportunidad de acudir a un almuerzo en el que el conferenciante era el gobernador del Banco de España, Pablo Hernández de Cos.
Un gran profesional y con gran capacidad de comunicar de manera sencilla y comprensible. Éramos unas 40 personas, con grandes conocimientos macroeconómicos, representando o trabajando en grandes corporaciones. Y allí se habló de los tipos de interés, del balance del BCE, de los instrumentos de financiación de los países, de los bancos, o de los impuestos a la banca y a las empresas de energía. Se hizo un interesante repaso a la economía española, la europea y del resto del mundo. Todo muy lógico. Y se habló de la importancia de todo ello para el empleo, para el crecimiento, para todo el mundo. ¿Para todo el mundo? ¿No se nos olvida algo? Francamente, no me encontré nada cómodo, porque pude constatar, una vez más, que el pequeño negocio no tiene quien le represente y, lo que es peor, ni una sola frase de lo que este necesita y de cómo se resuelven estás necesidades.
Al pequeño negocio le interesa, como es natural, el precio de la energía, pues es uno de sus costes relevantes (para algunos negocios, determinante). Naturalmente que le importa que establezcan un impuesto adicional a las energéticas, sobre todo si ello se traslada al precio (digan lo que digan los gobernantes, ¿quién va a pagar menores resultados para estas empresas? ¿los accionistas?). Pero lo que les importa es que bajen un precio de la energía que, muchas de ellas, no han podido trasladar al precio de sus productos y servicios. Que los tipos de interés estén altos ha rematado a muchos negocios.
Cuando se habla de que "esperamos que en junio comience la senda bajista de los tipos de interés", dando a entender que es una gran noticia, se olvidan que los más pequeños están sufriendo cada día la tremenda subida de tipos que empezó a producirse hace más de dos años (imaginen, más de dos años, un pequeño negocio, sometido al sobrecoste de tipos de interés; piensen que una deuda de 100.000 euros pasó de pagar 2.000 euros al año de intereses a 6.000, siempre que los bancos, además, no le incrementaran el diferencial sobre el euríbor).
Durante el almuerzo no percibí ningún respingo incómodo en la silla de comensal alguno, excepto de las personas de mi equipo que me acompañaban. Y es que en momento alguno se habló del efecto que todo ello le supone a los pequeños y medianos negocios, que se componen de más de tres millones de autónomos y sobre el 50% del empleo privado en nuestro país. Vamos, que lo que le ocurra a los pequeños negocios sí puede tener efecto en la economía española.
Eso pensaba yo, pero salí con serias dudas, igual es un error y los pequeños solo se ven afectados por el rebufo de lo que sucede con los grandes y con las cifras macroeconómicas. El sistema financiero es básico para que el sector real funcione, no me cabe ninguna duda. Pero le hemos dado tal poder (bueno, se lo han dado, que yo no tengo nada que ver), que son ellos los que deciden quien sobrevive y quien no. Y tienen una excusa sólida: la normativa del Mecanismo Único de Supervisión y del Banco de España.
Alguien preguntó durante el almuerzo sobre cuántas entidades habían desaparecido en España, y citó las que habían desaparecido en Europa, para inmediatamente indicar el tiempo que estaba llevando "cerrar" el último que había desaparecido en España, el último al que se ha dejado caer. Sabe el gobernador que España, con buen criterio, no deja caer a sus entidades, antes se "intervienen" o se sustituyen los órganos de gobierno, para evitar sufrimientos sistémicos.
¿Cuánto tiempo se está tardando en digerir el Banco Popular, cuando la demanda de accionistas del Popular sigue arriba, abajo, ahora si o ahora no? ¿Y cuánto se tardó, o se está tardando, en resolver los problemas de Bankia, aun cuando ya ha desaparecido la marca? Porque el problema, en mi opinión, no es si se dejan caer o no, si no en cómo se hacen las cosas. Revisen lo que pasó con el Banco de Madrid, ¿se hizo correctamente? Igual técnicamente sí, igual hay decisiones políticas (y ahora no me refiero a la alta política si no a la pequeña política) que no se midieron bien. Pero hay otro problema que no se enfrentó, ¿cuántas entidades financieras existían en España en 2000 y cuántas hay ahora? ¿El servicio de estudios del Banco de España, con unos profesionales magníficos, han hecho un estudio sobre los efectos de esta agregación? Yo se lo puedo decir a ustedes: la agregación, la subida de tipos, las crisis y la normativa que les afecta ha dejado sin financiación a decenas de miles de negocios que estaban funcionando bien.
El gran desconocimiento que se tiene de los pequeños negocios, lo he dicho muchas veces, provoca que los legisladores metan en el mismo saco a los grandes y a estos. Analizar el balance y la cuenta de resultados de una gran compañía, auditados, nada tiene que ver con los estados financieros de los pequeños. Un pequeño negocio igual se está financiando con el IVA, algo que no pasará con las grandes.
¿Los algoritmos de concesión de préstamos con los que deciden los bancos tienen en cuenta esas cosas? ¿Es refinanciación la revisión de los plazos de las operaciones, cuando pueden estar provocada por temas sobrevenidos como la crisis sanitaria? Cuando se dice que en España han crecido los beneficios empresariales, ¿considera la Central de Balances del Banco de España que el 23% de los pequeños negocios han cerrado con pérdidas? Seguro que no, pero aquí es donde entra la diferencia entre lo micro y lo macro, las grandes cifras arrojan un año magnífico para las empresas españolas. Lo micro dice que 700.000 pequeños negocios volvieron a perder. ¿Nos debemos sentir satisfechos con las cifras macro?
Gobernador, sé que terminas tu mandato en breve, y lo lamento porque has demostrado conocimiento, empatía e independencia. Espero que en tu próxima reencarnación profesional, que seguro será importante, tengas en cuenta estas breves y atropelladas líneas. Y que las considere también la persona que te suceda.
Hay que preservar lo grande, sin dejar que se nos mueran los pequeños. Porque al final, hay que trabajar para todos. Y las personas que trabajan allí son tan importantes como quienes lo hacen en los bancos, las energéticas y las multinacionales. Gobernador, no sé si te has reunido con los representantes de los pequeños negocios.
Desde 2020 venimos dando sus datos de ventas, rentabilidad, endeudamiento, contando sus sufrimientos y ni tú ni nadie de tu equipo ha querido saber más. No hemos errado en nuestros datos. Pero somos invisibles para vosotros. Espero que a partir de ahora se arregle esa situación y el buen "rollito" que se percibe con los grandes se vaya materializando también con los pequeños. Todo dicho con respeto y admiración.
Presidente del Consejo General de Colegios Oficiales de Gestores Administrativos de España y presidente del Colegio de Madrid.
Relacionados
- Interpretación por el TJUE de las notificaciones extrajudiciales
- La Abogada del TJUE rechaza que se indemnice a los afectados por el fin del Popular
- El papel de la mujer en la empresa española
- Deducibilidad de las retribuciones de administradores: el TS sigue delimitando el objeto de las regularizaciones