Opinión

Cooperativas telefónicas, una economía social basada en transparencia y beneficios compartidos

El consumo del futuro será colectivo o no será. Y no hablamos de un tiempo lejano, ni mucho menos, sino de un futuro inmediato en el que cada vez son más las personas concienciadas con los problemas del modelo capitalista y que reclaman soluciones de verdad. Ciudadanos que estamos seguros de que existen otras formas de actuar, aportando valor a la sociedad, siendo más justos, sostenibles, transparentes y, en definitiva, menos corruptos.

Estas exigencias se pueden extrapolar a todo tipo de sectores. Sin embargo, en el caso concreto de las telecomunicaciones, es más urgente y necesaria la creación de nuevos modelos cooperativos y de economía social, basados en los beneficios compartidos. Modelos que nos permitan hacer frente al control del mercado que viene marcado por las cuatro principales operadoras nacionales, las cuales intentan maximizar beneficios a costa de imponer productos y ofertas alejadas de las necesidades reales, y a costa de maltratar a sus propios usuarios con un servicio de atención impersonal y deficiente.

Por eso, consideramos que es fundamental levantarnos y hacernos escuchar con un modelo alternativo basado en una economía que no persiga el beneficio individual, sino el bien común, y constituido sobre los valores de la igualdad y la participación, animando a las consumidoras y consumidores a involucrarse activamente en el camino hacia la búsqueda de un futuro justo y conectado.

Y es de este deseo por plantear una alternativa de consumo, de donde nacen las llamadas cooperativas telefónicas como Somos Conexión, cuya esencia reside en la propiedad y gestión colectiva. Un modelo en el que las personas usuarias se convierten en socias copropietarias, y participan activamente en la toma de decisiones, garantizando en el proceso una mayor transparencia en las operaciones y un sentido de pertenencia y responsabilidad compartida entre los y las usuarias.

Una fórmula, en definitiva, que permite garantizar que servicios esenciales, como la telefonía y el Internet, sean accesibles para todas las personas, eliminando la brecha digital y las desigualdades que esta produce.

Servicios justos, sostenibles y transparentes

Pero, ¿por qué es importante el papel de las cooperativas? Uno de los beneficios de contar con ellas es la capacidad de decisión sobre lo que consumimos. Elegir un proveedor, en este caso de telefonía e Internet, que nos ofrezca un producto o servicio más acorde con nuestra necesidad y criterios, dejando a un lado las cuotas abusivas y los extras innecesarios para pagar única y exclusivamente por lo que consumen. Es decir, modelos de negocio centrados en las personas, y en los que las decisiones importantes se toman de forma conjunta con las y los consumidores.

Paralelamente, las cooperativas que se enmarcan dentro de los valores de la economía social, tienen también un compromiso mayor con la sociedad y el medioambiente, y es por eso que se fomenta el consumo sostenible y local, teniendo en cuenta la reducción de la contaminación, la eficiencia energética, el reciclaje, la concienciación ambiental… Desde la elección de herramientas tecnológicas más ecológicas hasta colaboración con iniciativas de responsabilidad social.

A todo esto es importante sumar también la ausencia de accionistas externos. Sin estos agentes, ansiosos por rendimientos financieros y no por los derechos de sus clientes/consumidores, las cooperativas pueden trabajar con mayor libertad y ofreciendo un precio justo y accesible. Los excedentes pueden reinvertirse en la mejora de servicios, la expansión de la red y la reducción de costes para las usuarias y usuarios.

Por último, la transparencia en la gestión y la atención al cliente centrada en los cuidados representan pilares esenciales y diferenciadores dentro de una cooperativa de consumo. La atención al cliente se convierte en un proceso cercano y personalizado, alejándose del modelo impersonal característico de las grandes corporaciones. Las cooperativas se preocupan genuinamente de resolver problemas e identificar oportunidades para mejorar. Todo ello, con el objetivo de establecer confianza entre la propia cooperativa y sus miembros y contribuir a una toma de decisiones más informada y a una mayor participación en la comunidad.

Es por todo esto que, en un mundo cada vez más impersonal y dominado por el tecno-capitalismo extractivo y las grandes empresas, son cada vez más las personas que reclaman otro tipo de comercio. De este deseo y ganas de cambiar el mundo nacen estas alternativas colectivas, incluso en sectores tan establecidos como las telecomunicaciones, que persiguen un futuro en el que las conexiones sean accesibles, justas y sostenibles.

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