
Hace unas semanas se publicaba la noticia de que el Gobierno plantea comunicar a Bruselas en el próximo plan presupuestario la retirada de las rebajas de impuestos en las facturas de la luz y el gas. Por si esto no fuera suficiente para la economía de las familias, el Banco de España anticipa para el próximo año más inflación y menos crecimiento. Ante este preocupante panorama ¿qué opciones les quedan a las familias que buscan gestionar todos los gastos que esto supone?
En un contexto de creciente incertidumbre energética y económica, la energía fotovoltaica se perfila como una solución clave para que las familias puedan aliviar la carga de unas facturas cada vez más onerosas y volátiles, causando desagradables sorpresas, y combatir la subida de los precios de la electricidad y el gas. Ante esto, también es importante destacar que el coste de las instalaciones solares ha bajado entre un 20% y un 30% desde el año pasado, por lo que la rentabilidad de las instalaciones de autoconsumo residencial es mayor que nunca.
Los precios de la electricidad y el gas fluctúan constantemente, influidos por diversos factores geopolíticos y económicos. Aunque el nivel del precio de la luz se ha normalizado en los últimos meses, todavía es mucho más elevado que en 2019 – en el mercado mayorista pasó de 40 a 80 euros/MWh -. Ante este escenario, la energía fotovoltaica se perfila como la única alternativa realmente fiable y respetuosa con el medio ambiente, capaz de reducir la dependencia de las fuentes tradicionales y del mercado internacional.
La IRENA, la Agencia Internacional de Energías Renovables, ha destacado datos sorprendentes en su último informe: alrededor del 86% (es decir, 187 GW) de toda la energía verde producida en 2022, tuvo un precio inferior al de la electricidad generada a partir de combustibles fósiles, por lo que toda la energía limpia generada ahorró al mundo alrededor de 520.000 millones de dólares en costes de combustibles contaminantes.
Según datos de la OCU, los precios de la luz han mostrado una tendencia al alza durante el verano y esto se mantuvo en la primera quincena de septiembre. Esto pone de relieve la necesidad de tomar medidas defensivas contra unas facturas cada vez más caras. Este aumento está vinculado a la subida de precios internacional, que ha alcanzado los 138 euros/MWh, y de cara al invierno se espera un aumento aún mayor, cuando las tarifas internacionales suban un 40%.
Por otro lado, un factor que también repercutirá inevitablemente en nuestro país en los próximos años, y que invitará a los españoles a hacer cambios en casa, es la reciente noticia de que la Unión Europea ha puesto fin al uso de las calderas de gas y obligará a sustituirlas por bombas de calor. Estas máquinas pueden ser alimentadas con electricidad renovable y son más eficientes que una caldera de gas, por lo que están revolucionando la calefacción doméstica en todo el mundo.
La adopción de la energía fotovoltaica ofrece una salida a esta espiral de aumento de los costes energéticos y las cambiantes leyes por parte del gobierno y la Unión Europea. España es uno de los países europeos con más horas de sol al año, por lo que instalar un sistema fotovoltaico significa aprovechar la energía solar gratuita e inagotable para producir electricidad directamente en el propio domicilio. Esto no sólo reduce el consumo de la red eléctrica tradicional, sino que también permite almacenar la energía sobrante en baterías, garantizando un suministro continuo de energía incluso durante la noche o en caso de cortes en la red.
Considerando el caso de una familia media con una factura mensual de 130 euros, la instalación de un sistema fotovoltaico de 10 paneles (4,2 kWp) en combinación con una batería (5 kWh) puede suponer un ahorro anual de unos 1.400 euros. Este ahorro procede de la reducción del consumo y de la venta a la red de la energía sobrante, sin olvidar las deducciones fiscales todavía presentes y disponibles en buena parte de los municipios españoles. Además, la inversión en el sistema se amortiza totalmente en unos 5 años, generando una ganancia neta de más de 25.000 euros durante la vida útil del sistema.
Más allá de los beneficios económicos, la energía solar también contribuye al objetivo más amplio de preservar el medio ambiente. La energía fotovoltaica es una fuente renovable, limpia y ampliamente disponible que ayuda a reducir las emisiones de gases de efecto invernadero y a limitar el uso de combustibles fósiles perjudiciales para el medio ambiente.
En conclusión, la creciente incertidumbre en los costes de la energía subraya la importancia crucial de la energía solar fotovoltaica como solución eficaz para mitigar las elevadas facturas energéticas. La adopción de sistemas fotovoltaicos no sólo ofrece un refugio frente a las subidas de los precios de la electricidad y el gas, sino que también fomenta un estilo de vida sostenible y contribuye al objetivo de un futuro energético más resistente y respetuoso con el medio ambiente. Sin embargo, si como clientes esperamos a ver todo esto en el Telediario, será por que la factura se habrá disparado y llegaremos tarde a la larga cola de clientes buscando soluciones, como ocurrió en 2022. El momento de actuar es ahora.