
El inversor de fondos ha dejado de lado la bolsa y se ha centrado más en renta fija. No en vano, los productos más puros de renta variable sufren salidas de dinero (en concreto 4.800 millones), mientras que los fondos de deuda (especialmente a largo plazo) acaparan cada vez un mayor volumen de inversiones. Un cambio de estrategia que tiene dos motivos. Para empezar, muchos han aprovechado las ganancias del 20% en el año que presentan las bolsas para recoger beneficios. Con todo, la razón que lleva a muchos ahorradores conservadores a enfocarse en la renta fija reside en su mayor atractivo provocado por la subida de tipos de interés. Esto ha hecho que este activo ofrezca rentabilidades positivas sin asumir demasiados riesgos.