La industria de la alimentación en España sube los precios tres veces menos que hace un año. En concreto, los fabricantes venden un 7% más caros sus productos a la distribución, mientras que en 2022 el incremento fue de un 21,2%. Es cierto que este aumento aún más que duplica a un inflación general situada en el 3,2%, pero también es verdad que es 2,5 puntos porcentuales menor que el IPC alimentario, fijado en el 9,5%.
Esta variable sigue impulsando la actual espiral inflacionista. Por tanto, el hecho de que el precio de los alimentos presente una tendencia a la baja y las mejores perspectivas de las próximas cosechas por las lluvias es una buena noticia. De hecho, aumentan las opciones de que el IPC se quede en la horquilla que se considera normalizada, del 2% al 3%.
