Opinión

Hablemos de impuestos

  • El IRPF actual supone un atraco a los bolsillos de los asalariados y pensionistas
Ilustración de un hombre siendo robado.

España es hoy uno de los países con mayor desigualdad de renta de Europa y lo que me resulta más preocupante es que la desigualdad intergeneracional no hace sino crecer. Leamos lo que ha escrito Clara Martínez-Toledano en un libro colectivo que recomiendo:

"El aumento de la desigualdad intergeneracional de la riqueza las últimas dos décadas, es debido principalmente al aumento del precio de los activos inmobiliarios y a la limitada capacidad de ahorro de la población más joven, lo que dificulta sobremanera su acceso a la vivienda en propiedad. El contexto inflacionario actual puede estar exacerbando las desigualdades, puesto que la evidencia más reciente encuentra que las tasas de inflación decrecen con el nivel de renta".

Y es que la economía española se caracteriza hoy por una baja productividad, debida a la desindustrialización que nos cayó con la entrada de España en la UE, y una producción sesgada hacia sectores de bajo valor añadido e intensivos en trabajo. Estas características hacen un mercado laboral con salarios bajos y una gran temporalidad. El mejor ejemplo de ello es la hostelería, por ejemplo con las kellys: trabajo duro, horarios agotadores y bajos sueldos.

En palabras de la autora citada,

"el sesgo del ahorro hacia formas de riqueza no productiva como la vivienda contribuye también a explicar la ausencia de inversión productiva y el estancamiento de los salarios reales y la productividad."

Todo ello afecta a la financiación de la Seguridad Social, que también se ve tocada por un creciente envejecimiento y una inmigración cuyos hijos apenas acceden a las formaciones profesionales ni a las universidades. Hay que tener en cuenta que esos descendientes de inmigrantes serán en el próximo futuro una parte muy relevante de la fuerza de trabajo y su nivel profesional será muy bajo. El resultado son bajos salarios, baja productividad y, por lo tanto, bajas cotizaciones a la Seguridad Social. Respecto a esta última, habrá que citar otro problema, el demográfico. Con una de las más alta esperanzas de vida y una de las más bajas fecundidades, en España llevamos muchos años sumando más muertes que nacimientos.

Ningún estudioso niega hoy la necesidad de reformar el sistema fiscal, entre otras razones porque el IRPF es un desastre. La misma autora citada escribe a este respecto:

"El IRPF va hacia un modelo de declaración basado en el hogar y no en el individuo. Lo importante para reducir la desigualdad, especialmente la pobreza, es que independientemente de la condición o lugar de residencia, ningún hogar disponga de una renta por debajo del mínimo social fiscalmente integrado".

Acabo de pagar a Hacienda la segunda entrega del IRPF de 2022, un palo que va a dejar temblando mi cuenta corriente. Los datos son contundentes: en torno al 90% de la recaudación por IRPF sale de los bolsillos de los asalariados y de los pensionistas, cuyas rentas no llegan al 50% de la renta nacional. Lo dicho: un atraco.

Pues bien, con la inflación pegando fuerte, el Gobierno, tan progre él, no quiere saber nada de una reforma fiscal, cosa que sí se ha hecho en Alemania, Bélgica, Dinamarca, Finlandia, Francia, Países Bajos, Hungría, Irlanda, Reino Unida, Suecia… ¿Con qué fin? Para buscar una mejor coherencia entre impuestos y prestaciones sociales.

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