El presente año dejará imágenes tan pintorescas como la propia de los ciudadanos haciendo cola en el Banco de España para comprar Letras del Tesoro. Es indudable que el interés de los ahorradores conservadores por estos activos ha crecido. Lo evidencia el hecho de que las Letras captaron hasta septiembre una volumen inversor que supera en un 40% el destinado a los fondos de renta fija a más largo plazo.
Ahora bien, no hay base para hablar de una revolución en las preferencias de los inversores más temerosos. Las Letras constituyen un porcentaje ínfimo, el 0,6%, en el ahorro acumulado de esos ciudadanos. Las cuentas corrientes y los depósitos, con casi un 40%, siguen siendo los productos preferidos pese a sus nulos, o incluso negativos, rendimientos.
