
La gestión y gobernanza del ciclo integral del agua de uso urbano se desarrolla en un escenario social, económico y medioambiental cada vez más complejo. Por eso las instituciones públicas titulares y las empresas gestoras del abastecimiento y el saneamiento necesitan mayor eficiencia, consumo responsable y soluciones para la sostenibilidad.
Gestionar el agua en un contexto de cambio climático y, en el caso de Andalucía, con unos ciclos secos cada vez más frecuentes y prolongados, requiere un enorme esfuerzo colaborativo de todos los actores sociales. No en vano afrontamos un déficit estructural de agua de especial dimensión e incidencia en Andalucía.
El cambio climático produce un aumento del estrés hídrico en un territorio especialmente vulnerable como este, donde la escasez prolongada de precipitaciones está provocando un descenso notable y continuado de las reservas disponibles. No cabe duda de que la actual sequía tiene un impacto inmediato y unas consecuencias directas en el bienestar ciudadano y también en la vida económica de las personas y de las empresas.
En medio de esta crisis del agua, ¿qué debemos o podemos hacer desde cada organización, entidad o familia? Hemos de ser más independientes de los condicionantes climáticos, y eso conlleva a interiorizar de manera consciente y responsable, la idea de que la sequía no es algo temporal. No se puede depender exclusivamente de las precipitaciones.
El paradigma ha cambiado irremediablemente y nunca volverá a ser como antes. La disponibilidad de agua ya no es ni será la misma. Es necesario tener capacidad para sacarle mayor partido a recursos alternativos.
Hay que llevar a la práctica, de la forma más efectiva posible, técnicas y fórmulas de planificación y puesta en marcha de alternativas basadas en el uso de agua regenerada, que parte de un concepto de economía circular real y lo consolida.
También, para garantizar el agua y practicar la seguridad hídrica en nuestras ciudades es necesario invertir en infraestructuras. Y es que la escasez de agua pone aún más de manifiesto las limitaciones de las instalaciones hidráulicas existentes. Así, la sostenibilidad del servicio pasa una vez más por darle la vuelta a ese déficit de inversión, para disminuir las fugas, para avanzar en la digitalización del sector y para apostar por las posibilidades que brinda la desalación.
Además, debemos tener claro que el comportamiento ante el uso del agua de todos, instituciones, empresas de gestión, regantes y consumidores ha de ser siempre responsable y sostenible. Para ello es fundamental seguir los principios de la Directiva Marco del Agua, no descansar en la concienciación y en la promoción del ahorro de agua en todas las fases de su ciclo.
Las empresas de gestión del agua de nuestra comunidad autónoma están unidas en ASA Andalucía como asociación regional de referencia, abasteciendo a más del 95 por ciento de la población. Por eso podemos decir que es prioridad de todas las empresas del sector "cuidar este bien esencial como un compromiso de todos". Tengamos siempre presente que el agua es vida, y que juega un papel estratégico y transversal en la seguridad alimentaria, la conservación de nuestro hábitat y el progreso sostenible de un territorio.
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