
Las decisiones de los bancos centrales y las guerras influyen en las bolsas. Pero también lo hacen, y en gran medida, las cuentas trimestrales que publican las cotizadas.
De ahí que la temporada de resultados que arranca esta semana adquiera gran relevancia para atisbar el devenir de la renta variable hasta final de año. El optimismo es elevado con Wall Street. De hecho el consenso de analistas espera un beneficio por acción (BPA) de 55,89 dólares, el mayor de su historia. En cambio, las estimaciones apuntan a que las firmas del Stoxx 600 (de referencia en Europa) reduzcan un 6,7% su BPA respecto al pasado año. Estas estimaciones dispares reflejan el peor momento de la economía del Viejo Continente y el mayor atractivo de la bolsa de EEUU para los inversores.