
El BCE decidió tras su reunión de ayer continuar endureciendo su política monetaria con un incremento de los tipos de 25 puntos básicos. Se trata de la décima subida consecutiva desde julio del pasado año, que deja el precio del dinero en el 4,5%. Una marca que no alcanzaba desde mayo de 2021 y que no es previsible que se supere.
Así lo indica el propio eurobanco que ha telegrafiado que este sería el último incremento de los tipos del actual ciclo al destacar en su comunicado la "utilidad" de mantener este nivel. La eurozona está por ello abocada a un periodo en el que deberá enfrentarse a unas tasas de interés en niveles históricamente altos, que frenan la actividad. Todo ello con una inflación aún elevada y una economía que solo ha crecido un 0,1% en el segundo trimestre.
Pese a esta debilidad, el BCE ha efectuado esta última subida que mete de lleno a la UE en la estanflación en 2023. Así lo estima el propio eurobanco en sus nuevas proyecciones económicas para este año, en las que prevé un alza del PIB del 0,7% (dos décimas menos que en junio) y un IPC del 5,6% (dos décimas más).El BCE, por tanto, prioriza la lucha contra los precios, que es su objetivo fundacional, frente al parón de la economía.
Con ese fin diseña una estrategia a largo plazo en la que se mantendrán elevados los tipos de interés para lograr que la inflación retorne a un nivel en el entorno del 2%, que es lo que el mercado considera normalizado. Un escenario que no se alcanzará en 2024, donde el BCE dibuja un IPC del 3,2%. Pero sí en 2025, que es cuando el eurobanco prevé un alza de precios del 2,1%. Hasta entonces, la UE sufrirá un largo periodo de bajo crecimiento (1% en 2024 y 1,5% en 2025) con precios aún elevados.