
El grupo de los principales países emergentes, los BRICS, termina su cumbre con la incorporación de seis miembros. La maniobra va más allá de dotar de más volumen institucional a un grupo amenazado de caer en la más completa irrelevancia.
Con sus nuevos socios, los BRICS acaparan el 42% de la producción de crudo. Es más, la entrada en el club de Arabia Saudí afianza las intenciones de Riad de abandonar el alineamiento con EEUU que le caracterizó durante décadas.
A ello hay que sumar la intención explícita de los BRICS de "desdolarizar" el comercio de crudo y de otras materias primas. Puede así interpretarse que ha nacido un nuevo bloque con la intención (y en el futuro quizá también con la capacidad) de minar la influencia económica de EEUU.