Opinión

Sigue la incertidumbre institucional

Foto: EFE

Nunca antes el Congreso vivió una votación tan tensa para elegir a su presidente y constituir su Mesa. Sin embargo, no hubo ayer bloqueo y la XV legislatura echa a andar aunque presentando ya varios hechos excepcionales.

La elección de Francina Armengol para liderar la Cámara Baja implica que ese cargo queda en manos de una persona que no forma parte de las listas del partido que ganó las elecciones.

Un hecho así solo tiene un precedente, cuando Patxi López presidió el Congreso seis meses durante el Gobierno en funciones de Mariano Rajoy. También resulta excepcional el hecho de que tras la constitución de la Mesa (en la que PSOE, PP y Sumar acaparan todos los puestos) el Congreso continúa dividido en dos bloques incapaces de consolidar sus mayorías.

En la izquierda, ni ERC ni, sobre todo, Junts, materializaron sus órdagos y votaron por Armengol, pero a cambio ya lograron el reconocimiento del uso de las lenguas cooficiales en el Congreso y el compromiso de "desjudicializar el conflicto catalán", un eufemismo que conduce a una ley de amnistía.

Al independentismo catalán no le interesa sabotear un Gobierno del PSOE y Sumar, pero está claro que presionarán para arrancar otras concesiones de gran alcance (por ejemplo respecto a una futura consulta) antes de apoyar la investidura de Pedro Sánchez.

En la derecha, Vox afloró su enfado por quedar excluido de la Mesa, negando su apoyo a la candidata popular a presidir el Congreso, Cuca Gamarra. Está por verse si el partido de Abascal mantendría esa actitud en una investidura en la que Núñez Feijóo lograra el apoyo del PNV, pero el bloque de la derecha tampoco puede garantizar su cohesión. En este escenario, la incertidumbre institucional sigue plenamente vigente.

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