
Los inversores miran con recelos la reducción de tipos que el Banco de China anunció por sorpresa. Su desconfianza es lógica, considerando que la máxima autoridad monetaria del gigante asiático ya ha recurrido en el pasado reciente a esa medida y eso no ha impedido que el IPC finalmente entrara en negativo en julio. Pero, además, resulta muy cuestionable que la rebaja de tipos tenga influencia real sobre la muy extendida banca en la sombra de China. Se trata de un entramado del que forman parte gigantes como Zhongzhi (ahora sumido también en problemas de solvencia) que ni siquiera tienen licencia bancaria pero gozan de poder para desestabilizar todo el sistema financiero. Ante esa realidad, los estímulos de Pekín se muestran inútiles y carecen de credibilidad.
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