
La adenda España Puede, aprobada recientemente por el Gobierno, se presenta como una gran oportunidad para el progreso y desarrollo de nuestro país. Esta iniciativa, que representa la segunda fase del Plan de Recuperación, se enfoca de un modo ambicioso y determinante hacia el fortalecimiento de los pilares clave de nuestra sociedad, impulsando la innovación y favoreciendo la creación de nuevos empleos. Pero, ¿Cuáles son las novedades más destacadas?
En esta ocasión, la dotación es interesante y presenta ciertos matices diferenciadores. Hablamos de 94.000 millones de euros; más de 20.000 millones de euros adicionales en comparación a la primera fase del periodo 2021-2023. Una dotación que, a pesar de ser mayor, se enfoca más hacía préstamos, en vez de subvenciones: de los 94.000 millones que componen la adenda, 7.700 millones de euros se engloban en subvenciones y 84.000 millones de euros en préstamos.
¿Es positivo? Dependerá de cada caso y será necesario ver cómo evoluciona el mercado. El sentido común nos dice que las subvenciones son más atractivas. Aun así, el gobierno deberá negociar con la Comisión Europea para conseguir que los tipos de interés de estos préstamos sean más atractivos a los tipos de interés actual, y más teniendo en cuenta la escalada propuesta por el Banco Central Europeo; no olvidemos que estamos viviendo en un incremento porcentual de los tipos de interés de forma continua.
Este factor será clave, ya que, de ser así, supondrá un gran atractivo a la hora de poder financiar o llevar a cabo los proyectos del tejido empresarial.
Pero, más allá de la dotación y la estructura de la adenda, ¿Cuáles son las ventajas e inconvenientes que presenta? En primer lugar, cabe destacar que somos el primer país de la comisión europea en cumplir todos los hitos hasta día de hoy. Pioneros en el cumplimiento de todos los hitos intermedios de evaluación por parte de la Comisión Europea y, ahora, de la adenda.
Además, hemos aprendido del periodo 21-23: cómo funciona esta tipología de fondos, cuál es la normativa que regula el ecosistema de la financiación pública, cuáles son los PERTES actualmente existentes, y seguimos ganando en transparencia respecto a dónde se van a asignar esos presupuestos. En definitiva, sabemos cómo funcionan los mecanismos actualmente.
Conocer las reglas del juego nos debe servir para poder anticiparnos a la hora de presentar los proyectos y, sobre todo, poder anticiparnos en su preparación y estructuración. Gran parte de la adenda se destinará al refuerzo de los PERTES (10.300 millones de euros en subvenciones y 18.000 millones de euros en préstamos), lo que supone una gran ventaja en cuanto al conocimiento de estos mecanismos.
Gracias a ello, es posible anticiparse a la hora de preparar estos proyectos y planificarse; pero, de todos modos, y pese los esfuerzos realizados por la Administración, sigue faltando un punto de transparencia mucho mayor.
Esta última cuestión, a su vez, representa uno de los principales inconvenientes de la adenda: el no pensar más allá o, al menos, hacerlo en esta primera etapa. La adenda podía haber sido una buena ocasión para analizar qué sectores no se han visto tan reflejados en el Plan de Recuperación y darles cabida.
El sector turístico o el sector del transporte podrían ser ejemplos de ello. Sectores estratégicos en el tejido empresarial español y, además, con un porcentaje del PIB relevantes y con claros abismos de transformación energética, digital y de innovación.
Por otro lado, el marco temporal también se sitúa en contra; un inconveniente sobre el que ya se está trabajando. En este sentido, la ampliación del periodo temporal hasta 2028, en vez de 2026, supondría una gran ventaja, ya que muchos de los proyectos planteados se ejecutan a tres, cuatro o cinco años vista, como ocurre, por ejemplo, en el sector de la automoción.
La misma adenda habla de que, como mínimo, entorno al 70% de los fondos se tienen que preasignar en 2026, lo cual ya deja la puerta abierta para 2027-2028. Aun así, no es una condición sine qua non, sino que tendrá que ser negociado por cada organismo y las convocatorias que así lo entiendan, teniendo en cuenta que estas negociaciones no son todo lo ágiles que nos gustaría.
En definitiva, la adenda España Puede, presenta nuevamente una oportunidad sin precedentes para nuestro país. A pesar de que la letra pequeña y los detalles específicos todavía sean inciertos, debemos ser positivos y responsables con la oportunidad que supone el Plan de Recuperación Transformación y Resiliencia.
Es misión y objeto de todos los agentes participantes en el ecosistema de la financiación, el favorecer e impulsar el cambio y transformación del modelo de negocio del tejido español. Siempre habrá pequeños matices a mejorar, pero si somos capaces de enfocarnos en la "big picture": en total, estaremos hablando de más de 160.000 millones de euros, un paquete de financiación histórico para España (nunca antes visto en la historia) que nos ofrece una ocasión única para la recuperación y transformación de sectores estratégicos. Un momento óptimo en el que todos debemos contribuir y apoyar el cambio, de cara a mejorar nuestro territorio.
Estamos prácticamente en el inicio de esta nueva etapa, y mantener un enfoque positivo, así como estar preparados para aprovechar esta oportunidad histórica, será la clave de nuestro éxito y el de generaciones futuras.