Opinión

El final de un viaje

Foto: Luis Moreno

Según el CIS catalán (el CEO) corren malos tiempos para ERC y particularmente para Rufián. Las encuestas auguran un hundimiento electoral de la lista de ERC al Congreso que él encabezará nuevamente y que en el peor de los casos podría pasar de ganador en 2019 a ser la cuarta fuerza política por detrás de PSC, el PP y Junts.

En 2019 ERC sacó en las generales 13 diputados, colocándose en la cabeza de los partidos en Cataluña. Eso les permitió negociar ventajosamente con Sánchez. Hagamos un corto repaso de esas ventajas de la mano del periodista Joan López:

"Una mesa de negociación que puso en marcha el propio Sánchez en una visita a Barcelona, donde rindió pleitesía a sus socios; indultos para sus líderes sediciosos; supresión de los delitos de malversación y sedición en el Código Penal para dejar el horizonte judicial despejado para facilitar a sus socios que pudieran "volverlo a hacer"; el apoyo presupuestario del PSC en la Generalitat, a pesar de que este tiene más diputados que ERC en el Parlament; el apoyo a la ley lingüística que vulnera la sentencia que obliga a impartir una tercera hora en lengua española en las escuelas catalanas, etc., etc".

El retroceso separatista, siempre según el CEO, puede estar entre los 3 y los 8 escaños, mientras el CIS de Tezanos coloca ese retroceso entre los 9 y los 16 diputados. Por otra parte, el PP estaría cerca de la segunda plaza en Cataluña (detrás del PSC). Parecería que el globo del procés se va desinflando y que la racionalidad política vuelve a tomar la delantera en aquellos lares. Ya en 1934, la Generalidad, con su presidente Luis Companys a la cabeza, se levantó contra el Gobierno de la II República y proclamó la independencia, que les duró el tiempo que tardaron los militares enviados por el Gobierno de la nación en hacerles huir por las alcantarillas. Casi todos terminaron en la cárcel, y parece que eso mismo le va a ocurrir al fugado Puigdemont, pues el Tribunal General de la UE ha desestimado el recurso presentado por él, dejándole a los pies de los caballos, es decir, a disposición del juez Llarena del Tribunal Supremo.

La periodista Ángeles Escrivá se acercó aquella mañana de la sentencia a la sede que estos sediciosos ocupan en el Parlamento Europeo y describió así la desolación que allí se respiraba:

"Puigdemont anuncia recurso ante el Tribunal de Justicia europeo, consciente de que hay un sector del independentismo más radical que le ve lejano y que está apuntándose a una ola creciente de abstención porque huye del posibilismo de ERC y de la inacción táctica de Junts".

Los jueces belgas, bien lo sabemos, en lo que se refiere a España creen estar todavía en tiempos del Duque de Alba y por eso suelen proteger a los separatistas. Pero ahora España está en la Unión Europea y tiene el derecho a que a sus tribunales se los trate con respeto en Europa.

Y mientras se resuelve este contencioso, muchos españoles –entre los que me encuentro- sólo esperamos ver la cara que pone el tal Puigdemont mientras los funcionarios de prisiones le van metiendo en el trullo.

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