
El balance político de Díaz en su Ministerio dice más de los españoles que de ella misma. Una ministra que oculta las cifras verdaderas del paro, que no aporta los datos completos del desempleo, que aumenta la temporalidad real de la contratación, que disminuye la contratación indefinida a empleos que duran apenas unos días y que incrementa las rescisiones de contratos, no puede ser una candidata a la presidencia del gobierno si no es porque los españoles han llegado a un punto de anestesia preocupante.
Escribir sobre las aportaciones políticas de Yolanda Díaz a la realidad española es un ejercicio muy cercano a la frustración. No se conocen otras ideas que las que han resultado falsas: "Estoy rodeada de egos, nunca me he peleado por estas razones; como suceda esto o haya ruido es probable que yo me vaya". O esta otra: "Sumar no es un proyecto de Yolanda Díaz, no va de nombres y no creo que se trate de una suma de partidos; la protagonista es la sociedad". Alguna vez ha realizado declaraciones ciertamente atrevidas y valientes, como "lo importante es hacer el trabajo bien".
Pero en el terreno de los hechos, en lo que se refiere a su gestión política, las cosas están mucho más claras. Para empezar, España es el país con más paro de la UE, (12,7%) y con el 28% en desempleo juvenil, a Díaz le parece que las cosas van bien aunque su contrarreforma laboral haya empeorado el mercado de trabajo.
Para acabar o reducir la temporalidad, todo lo que hizo Díaz fue cambiarle el nombre a los contratos y aquellos que eran temporales pasaron a llamarse fijos discontinuos, de modo que los empleos temporales se denominaron fijos. Esa fue la gran aportación a la reducción de la temporalidad. Ante los ojos estupefactos de expertos y analistas, la ministra presumía de haber conseguido un aumento de contratos fijos. No se ha visto nada más falso e infantil en toda la Historia de Derecho del Trabajo. A la vista de los datos, más de la mitad de los contratos "indefinidos" que se firman en España cada mes son contratos precarios y ni siquiera a tiempo completo porque el número de horas trabajadas no deja de descender. Además, Díaz hizo otra trampa y en el periodo en los que los fijos discontinuos no trabajan (a veces nueve o más meses al año), no figuran como desempleados. Así consiguió borrar de las estadísticas del paro a trabajadores desempleados que no fueron considerados como tales porque trabajan un mes al año.
Para ocultar a los españoles esta trampa ya descubierta, Díaz no revela cuántos trabajadores fijos discontinuos están sin trabajar, de modo que no puede saberse en realidad cuál es la verdadera tasa de desempleo en España. Estimaciones conservadoras sitúan esta bolsa de parados ocultos en medio millón de personas.
Esto lo está haciendo la líder de Sumar, un ejemplo de opacidad, falsedad y mentira en los datos oficiales, circunstancia que debería servir para exigirle responsabilidades. Lo que debe señalarse también es que los contratos indefinidos de los que presume Díaz están actualmente firmándose por tan solo unos días de duración. Resulta por tanto que se celebran contratos indefinidos que duran menos de una semana y a esto Díaz dice que "hoy el paro no solamente está caminando en otra dirección, sino que la contratación por primera vez es de calidad". Y añade que "se acabaron los trabajadores de usar y tirar".
Los contratos indefinidos duran menos que una estrella fugaz y además se rescinden como nunca antes había ocurrido.
Pero Díaz lidera ahora un proyecto que aglutina quince partidos y que la impulsa como si tuviera algo que aportar a la solución de los problemas. La anestesia de los españoles ante esta situación es preocupante.