'Plan Escrivá': herencia envenenada

El fondo público de pensiones se licita de forma precipitada, a un mes de unas elecciones inciertas para el Gobierno actual.

El Gobierno cierra hoy el concurso para optar a la gestión del fondo público de pensiones impulsado por el Ministerio de Seguridad Social. El texto de esa licitación constituye la mejor prueba del modo en que la realidad encogió las expectativas que el ministro Escrivá alimentó en torno a este proyecto. Los bancos y aseguradoras que finalmente gestionen el fondo público de empleo movilizarán, según las esperanzas del Ministerio, 4.000 millones en un plazo de cinco años, con una rentabilidad del 3,1% (inferior a la propia de las letras del Tesoro). Lo ínfimo de las cifras salta a la vista considerando que equivale a una novena parte de los 35.000 millones de patrimonio que ya atesoran los planes de empresa en España. La cifra se torna todavía más insignificante comparada con los 82.500 millones que aglutinan los planes individuales, precisamente la forma de ahorro para la jubilación que el Gobierno con más constancia ha desincentivado en este legislatura. Con todo, su escaso alcance no es el único reproche que debe hacerse al plan público de pensiones. La inquietud crece ante la precipitación con la que se pondrá en marcha, licitando su gestión cuando solo queda un mes para unas elecciones que el Gobierno actual tiene muchas posibilidades de perder. Se trata de unas prisas impropias de una iniciativa que afecta a un pilar clave del Estado del Bienestar. Es más, resulta muy probable que el nuevo fondo de pensiones quede como legado para un probable Gobierno del PP, cuyo programa es opuesto al del PSOE en este materia ya que se basa en recuperar los incentivos al ahorro individual para la jubilación. El plan Escrivá será una herencia envenenada que en nada contribuye a mejorar los problemas de la Seguridad Social.

WhatsAppFacebookTwitterLinkedinBeloudBluesky