Opinión

El IRPF es un desastre

Asalariados y pensionistas pagan el doble de lo que deberían en IRPF

En 2022 la Agencia Tributaria hizo crecer sus ingresos en más de 32.000 millones respecto al año anterior. En el año actual se ha ralentizado esa recaudación global, excepto en el IRPF, que ha seguido creciendo sin parar. No es de extrañar, por ello, que la rebaja de impuestos se convirtiera en una oferta exitosa durante la pasada campaña electoral.

En los cuatro primeros meses de 2023, el IRPF ha generado una recaudación bruta de 45.000 millones de euros y una recaudación neta (después de devoluciones) de 41.600 millones. Supone un crecimiento de 4.300 millones respecto a los mismos meses del año anterior, hasta el punto de generar casi tanta recaudación como el IVA y el impuesto sobre sociedades juntos. En los últimos 12 meses el IRPF ha recaudado 114.000 millones de euros, frente a los 115.000 que suman IVA y sociedades juntos. Un récord que muestra que algo está cambiando en la imposición directa que soportan las familias.

Fijando la vista en el año 2019 (anterior a la pandemia), este de 2023 el IRPF está recaudando un 41% más que en 2019. En otras palabras, casi la mitad del aumento de los ingresos tributarios es consecuencia de este impuesto. Una potencia recaudatoria que explica por qué los ingresos públicos se han disparado.

Este incremento brutal se debe a la negativa del Gobierno a deflactar los tramos del tributo. Es decir, subir los límites inferiores y superiores de cada tramo al ritmo del IPC observado. La negativa a deflactar los tramos implica que, a medida que suben los salarios nominales, los trabajadores suben de tramo impositivo, aunque sus ganancias reales sean las mismas. E incluso aunque pierdan poder adquisitivo.

Y ahora viene lo peor: casi el 90% de la recaudación por IRPF sale de los bolsillos de los asalariados y de los pensionistas, mientras que los ingresos de pensionistas y asalariados apenas superan el 50% del PIB. En otras palabras: asalariados y pensionistas pagan por el IRPF el doble de lo que deberían pagar. O dicho con otras palabras: una parte relevante de los españoles escapa al IRPF o falsifica sus datos de ingresos sin que la Agencia Tributaria sea capaz de arreglar este desaguisado social.

Antes de la llegada de Cristóbal Montoro al Gobierno (de Aznar) el Instituto de Estudios Fiscales publicaba informes clarificadores sobre el sistema impositivo español, pero este señor, nada más llegar al Ministerio, eliminó esos informes. Los datos que aquí se manejan provienen de Javier Jorrín.

Más tarde, cuando volvió al Ministerio con Rajoy, siguió perpetrando atracos. Por ejemplo, hizo que en las donaciones (de padres a hijos, por ejemplo), el donante tenga que tributar como si el valor de la donación, de un piso, por ejemplo, fuera un ingreso en la renta del donante. Pero qué renta es esa… ¿cómo demuestra Hacienda que yo, cuando he regalado un piso a mi hijo, he ingresado en mi cuenta corriente el valor de ese piso? Valor que, además, es inventado por Hacienda. Lo dicho, un atraco que no hay por dónde cogerlo.

La conclusión es que el sistema fiscal español, que gira en tono a un impuesto como el IRPF –injusto por los cuatro costados- no se tiene en pie y necesita ser reformado de la A la Z.

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