
Marzo cerró con 206.410 nuevos afiliados a la Seguridad Social, lo que supone un incremento del 1,02% respecto a febrero, pero eleva la cifra total de cotizantes a su máximo histórico, con 20.376.552 de personas.
Asimismo, el desempleo descendió en 48.755 personas, con una caída del 1,67% frente al mes anterior, lo que deja la cifra de parados en 2.862.260, la menor cantidad desde 2008. Los datos del mercado laboral correspondientes a marzo solo pueden ser calificados como positivos, ya que demuestran la resistencia del empleo a la incertidumbre económica.
Con todo, estas buenas cifras tampoco deben interpretarse desde sesgos triunfalistas, que es precisamente lo que está haciendo el Gobierno. Para empezar, los datos oficiales presentan dudas. De hecho, incluso la AIReF los considera "cada vez menos representativos" al no incluir los cambios que se han introducido en el mercado laboral y en los tipos de empleo, con jornadas de menos horas e intermitentes por los fijos-discontinuos. Pero, sobre todo, se debe tener en cuenta que la fortaleza que el empleo mostró en el pasado marzo se debe ante todo al efecto arrastre de la Semana Santa.
Una periodo con excelentes perspectivas de ocupación por el auge del turismo, que ha impulsado la contratación en los sectores más implicados. De hecho, la hostelería por sí sola sumó 71.808 afiliados medios en marzo, lo que supone más de un tercio de los nuevos cotizantes. Queda así reflejado que la mejora del empleo de marzo es puramente estacional y que nada garantiza que esta tendencia al alza vaya a prolongarse, ni mucho menos consolidarse, en los próximos meses, especialmente por la ralentización del crecimiento económico prevista para este ejercicio.