La extraordinaria fortaleza del sector inmobiliario en momentos de incertidumbre económica ya no pilla a nadie por sorpresa. La actividad residencial arrojó cifras récord en 2021, amparada en la efervescencia post-Covid, mientras que en 2022 ha seguido siendo muy pujante. Los datos de los notarios apuntan al cierre de casi 720.000 transacciones como cómputo final del ejercicio pasado, lo que representa un incremento interanual de más del 6%, un hito que obliga a trasladarse 15 años atrás para ser testigos de algo similar.
La compraventa ha tenido un componente inversor muy importante, un aspecto que en 2023 cobrará más relevancia, dado que el encarecimiento de las hipotecas contendrá más la apuesta por la primera vivienda. La inversión inmobiliaria en nuestro país gozará de una magnífica salud, consolidándose como el refugio más estable en tiempos difíciles. El rendimiento que ofrecen plazas como Madrid y Barcelona no pasa desapercibido, y ha sido puesto de relieve por un informe reciente de CBRE, que sitúa a España en el cuarto lugar del ranking de países europeos más atractivos para los inversores.
Para el ciudadano de a pie, la inversión en vivienda requiere de un capital abultado. Esta barrera de entrada empuja al ahorrador medio con una inclinación clara hacia el ladrillo a retrasar de forma indefinida su entrada en el mundo de la inversión. En el contexto actual, con unas hipotecas menos accesibles debido a las subidas de los tipos de interés marcadas por Europa, la creación de patrimonio inmobiliario se complica.
Sin embargo, hay una inversión indirecta que lleva un tiempo tomando posiciones gracias a plataformas de financiación participativa como Civislend. Estas herramientas posibilitan al pequeño inversor tomar parte de un negocio que hasta ahora estaba reservado a grandes fortunas e inversores profesionales, y todo, sin los trámites burocráticos y la lentitud operativa de la inversión tradicional en inmuebles.
La evolución de la financiación participativa en España demuestra que se trata de un segmento con un fantástico potencial. La consultora Universo Crowdfunding, la Universidad de la República de Uruguay y la Universidad de Jaén realizan cada año un informe que lo corrobora. La racha de crecimientos anuales consecutivos solo se rompió en 2020 debido a la pandemia, por eso ese año se bajó hasta los 167 millones de euros de recaudación. En 2021, última edición de este estudio, se lograron captar más de 219 millones de euros, un 31% más respecto al año de la crisis sanitaria.
Por otro lado, las plataformas que más recaudaron fueron las especializadas en activos inmobiliarios, acumulando más de 65 millones de euros, un 118% más que en el año anterior. Aunque todavía no se cuenta con datos de 2022, es de esperar que haya continuada la buena marcha de esta clase de instrumentos. Prueba de ello son las estadísticas de Civislend, especializada en crowdlending inmobiliario, donde se ha conseguido duplicar el volumen de financiación y se ha ayudado a financiar la construcción de 459 viviendas con diferentes promotores en España.
El crowdlending se puede convertir en un aliado estratégico la obra nueva, lo que ayudaría a reducir los desequilibrios entre oferta y demanda. En determinados territorios la vivienda de nueva planta que se comercializa es absorbida muy rápido, dejando fuera del mercado a muchos compradores que, aun teniendo solvencia, no pueden comprar allí donde quieren por una cuestión de falta de inventario. Presionada por el aumento de los costes de los materiales y de la energía, la obra nueva en España visó apenas 2,2 viviendas por cada 1.000 habitantes. Aunque la inflación ha ido remitiendo y el escenario es más prometedor en 2023, es muy posible que todavía nos situemos lejos de las 150.000 viviendas anuales, en línea con la creación de nuevos hogares.
La vivienda es una necesidad básica, pero más allá del bien puramente tangible está el préstamo que logra que se materialice. El inversor no va a desaprovechar la oportunidad de colocarse más cerca de la ansiada libertad financiera invirtiendo en préstamos para la compra de suelo finalista o para cubrir distintas fases del desarrollo de proyectos inmobiliarios, sobre todo, si logra una rentabilidad del 8,2% anual, que es la tasa interna de retorno (TIR) que ofreció Civislend en 2022 a sus inversores.
En cualquier caso, esta predisposición no serviría de nada si desde el lado de la promoción no se tuviera en cuenta la financiación alternativa como un método capaz de dar respuesta a sus exigencias de crédito. Precisamente, el último barómetro realizado por el Instituto de Estudios Financieros (IEF) relativo a este ámbito revela que el 56% de las empresas reconocieron haber recurrido a la financiación alternativa el año pasado, mientras que el 25% también aseguraba haber empleado servicios fintech, entre ellos, el crowdlending. Dentro de la promoción inmobiliaria hay una gran necesidad de diversificar las fuentes de financiación y de reducir la dependencia hacia el crédito bancario, por lo que el lanzamiento de nuevos proyectos dentro de Civislend está asegurado.
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