
En España tenemos alrededor de 2.935.000 pymes que pertenecen a los llamados baby boomers, nacidos entre 1957 y 1977. Empresarios que pusieron en marcha sus negocios o heredaron negocios familiares hace más de 40 años y que han logrado mantenerlos en el tiempo generando valor y riqueza, superando crisis así como un sinfín de obstáculos.
Ahora se enfrentan a un nuevo desafío, el relevo generacional. ¿Qué van a hacer con las empresas en las que han invertido todos sus esfuerzos si no tienen familiares que se hagan cargo de ellas o que estén debidamente preparados? Hace poco leía un tuit de la emprendedora, Codie Sánchez, en el que advertía que en los próximos 25 años unos 68 billones de dólares de riqueza cambiarán de manos.
Según la Oficina Nacional de Estadística, en el Reino Unido, uno de los centros económicos más importantes del mundo, más del 80% del patrimonio familiar está en manos de personas mayores de 45 años y, se espera que se transfiera en los próximos 30 a las próximas generaciones en forma de herencias o donaciones.
En Japón, un país con una larga tradición de empresa familiar, ya se está empezando a experimentar esta tendencia. Con un tejido empresarial en el que 2,4 millones de las empresas tienen un presidente mayor a 65 años y no cuentan con relevo generacional, las operaciones corporativas se han incrementado al doble dígito en los últimos 10 años, temporada en la que el país ha sufrido un estancamiento económico. La India también cuenta con miles de empresas medianas con una facturación de hasta 20 millones de dólares en las que las nuevas generaciones empresariales prefieren trabajar en el extranjero y no seguir con el negocio de casa.
Al fenómeno de la Gran Renuncia que vivimos tras la pandemia le seguirá otro similar, el de la Gran Transferencia de Riqueza. En España, en concreto, este fenómeno tendrá un gran impacto en el desarrollo socioeconómico y supondrá grandes retos para el sector de las PYMES.
Además, según el informe Estrategia España 2050 a nuestro país todavía le cuesta más que a sus vecinos europeos generar riqueza y oportunidades. Esto se traduce en menor desarrollo, baja competitividad de nuestras empresas o menores oportunidades. Para poner solución a este escenario, algunas de las medidas propuestas por el Gobierno pasan por acelerar la modernización del tejido productivo aprovechando las oportunidades de la digitalización y la transición ecológica o fomentar el crecimiento de nuestras pequeñas y medianas empresas, donde el capital privado tiene un papel destacado para ayudar a conseguirlo.
M&A pragmático, el valor de hacer pequeñas transacciones de manera sistemática y frecuente
Una de las prioridades de los inversores es alinear las operaciones que necesitan realizar para lograr los resultados deseados con la estrategia de inversión. En este sentido, aquellos que establecen procedimientos internos, de análisis, estructuras de operación e incentivos para los vendedores, así como sistemas de gobierno corporativo, suelen obtener mejores resultados que aquellos que no lo hacen así y conciben la compra de una empresa como un proyecto o evento temporal.
Según un estudio de McKinsey recientemente publicado en el que analiza las estrategias de M&A de empresas cotizadas en los últimos 12 años, aquellas con capacidad de sistematizar el M&A sobreviven mejor a las dinámicas del mercado y generan mayor valor a largo plazo. Este análisis demuestra que la materialización de diferentes operaciones pequeñas permite la reconstrucción de las carteras y soporta mejor los contratiempos ajenos al negocio. Asimismo, aquellas que siguen una estrategia sistemática de compra de PYMES suelen obtener mayores resultados de retorno. Finalmente, y en contra de lo que pueda parecer, el estudio concluye que una estrategia sin M&A supone mayor riesgo para la evolución de cualquier empresa.
El mid-small market se presenta entonces como un escenario ideal para los inversores con un gran potencial de inversión transformativa. La transmisión del patrimonio a la siguiente generación puede ser muy rentable, pero al mismo tiempo debemos ser cautos; es necesario analizar y evaluar minuciosamente cada proyecto y hacerlo de manera sistemática y frecuente. La clave del éxito está en mantener la esencia de la compañía siendo al mismo tiempo flexibles y, por supuesto, contar con un buen asesoramiento.