Llevamos meses asistiendo a continuos ataques hacia el sector empresarial de la distribución comercial alimentaria. Acusaciones de, supuestamente, inflar márgenes y "forrarse" a costa de la inflación, que se han acrecentado y personalizado recientemente, todo ello sin aportar un solo dato objetivo que corrobore las inculpaciones.
El sector al que se acusa de subir precios abusivamente lleva tres años sufriendo todo tipo de dificultades, a las que ha sabido sobreponerse una y otra vez fruto de su capacidad de adaptación y resiliencia. Desde la pandemia en la que, gracias al tremendo esfuerzo de empresas y trabajadores, se garantizó el abastecimiento, pese a las mayores restricciones jamás conocidas -y así lo reconocieron la mayoría de los ciudadanos e instituciones públicas-, hasta la borrasca "Filomena", la erupción del volcán de La Palma, inundaciones, dos paros de transportistas, la guerra de Ucrania, la crisis de suministros y del transporte internacional, el encarecimiento de las materias primas y la energía, las consecuencias de la sequía, la inflación... Más que una "tormenta perfecta" es un auténtico tsunami nunca antes vivido en el sector.
Los exponenciales incrementos de costes en toda la cadena de valor, derivados fundamentalmente de las subidas de las materias primas e insumos, carburantes y electricidad, han hecho que se incrementen a su vez los precios en todos los eslabones de dicha cadena: en el mismo mes de diciembre pasado subieron un 38% de media en origen en el sector productor agrícola y ganadero (fuente MAPA); un 20,5% de media en los fabricantes y proveedores de la industria alimentaria (fuente INE) y un 15,7% de media en el lineal del comercio minorista (fuente INE).
Al mismo tiempo, el IPC de la alimentación en España está por debajo de la media europea, que se sitúa en el 17,8% frente al 15,7% español. Es más, España es de los países europeos en los que menos ha subido el precio de los alimentos.
Inflación
La inflación es un impuesto encubierto que pagan los consumidores, pero que también sufren las empresas que tienen que hacer frente a los pagos a sus proveedores. El único que obtiene recaudación extraordinaria es el Estado, dado que el IVA es un impuesto inflacionista, a mayor precio mayor recaudación.
La rebaja del IVA de determinados alimentos básicos, siendo una medida que va en la dirección adecuada, tendrá una repercusión limitada, puesto que sólo afecta al 20% de la cesta de la compra y ha dejado fuera a alimentos clave en la dieta mediterránea como la carne, el pescado o los yogures.
Paralelamente, ha entrado en vigor desde el 1 de enero un nuevo impuesto al plástico no reutilizable, que pagarán fabricantes y distribuidores y que encarece aún más sus costes, por el que el Estado recaudará aproximadamente lo mismo que dejará de recaudar con la rebaja del IVA
Muro de contención
Los datos objetivos y de fuentes oficiales corroboran que los supermercados, no sólo no están subiendo los precios abusivamente, sino que, más al contrario, están sirviendo de muro de contención para evitar una subida mayor. Si se trasladaran directa y proporcionalmente al PVP de los productos los incrementos de precios en los eslabones precedentes, la inflación alimentaria estaría en cifras mucho más elevadas de lo que se encuentra actualmente. Lo que ocurre es que el consumidor, que suele empatizar en mayor medida con agricultores y ganaderos, cuando los precios suben a quien únicamente dirige sus críticas es al último eslabón, que es el que pone los productos a la venta, sin asumir que ese PVP final es consecuencia de los incrementos de precios en todos los eslabones y operadores anteriores, tan necesarios como el que pone a su disposición los productos a escasos metros de su casa.
El populismo suele caracterizarse por emplear una estrategia, para conseguir el poder político y atraer el apoyo popular, basada en la repetición frecuente de frases, sean verdad o no, apelando a emociones y a la provocación disruptiva permanente. En el caso que nos ocupa, se trata captar votos de cara a las próximas elecciones repitiendo a modo de "mantra" que las empresas "se están forrando", repeticiones que pueden tener su público aprovechando el "calentón" emocional de los ciudadanos ante la subida de los precios de los alimentos.
Asimismo, utilizan la figura de reconocidos empresarios, a los que acusan gravemente para tener una mayor repercusión mediática. "La capacidad de atención del hombre es limitada y debe ser constantemente espoleada por la provocación", que decía Albert Camus.
Márgenes estrechos
La distribución comercial de gran consumo está basada en unas reglas de mercado diferentes a otros sectores empresariales, dado que se rige por la elevada rotación de los productos. Es decir, vender muchos alimentos con muy escaso margen. El resultado es que las empresas que operan en este sector poseen volúmenes de facturación elevados, si bien su margen neto es muy estrecho, entre el uno y el tres y pico por ciento de media, según las cuentas de resultados de las empresas inscritas en el Registro Mercantil, de acceso público para cualquier persona interesada. Esto es, pese a que se pretenda inducir a confusión con unos supuestos márgenes abusivos de los supermercados, solamente entre uno y tres céntimos de cada euro vendido constituyen el beneficio empresarial.
Con estos estrechos márgenes, cualquier propuesta intervencionista en forma de tope de precios o impuesto al sector podría tener efectos devastadores sobre la cadena de gran consumo, y suponer la destrucción y ruina de muchas empresas productoras, de la industria o del comercio. Ello podría provocar desabastecimiento, que se importaran los productos de terceros países con costes más baratos, pérdidas de calidad o el crecimiento de la economía sumergida, entre otros efectos no deseados.
La mayor garantía de que los precios acabarán moderándose es la gran pluralidad de enseñas y la elevada competencia existente en España, donde operan más de 320 cadenas de supermercados, así como la escasa concentración con respecto a otros países europeos en los que sólo tres o cuatro cadenas copan el mercado. La empresa que suba artificialmente precios se expone a perder cuota de mercado, sencillamente porque el consumidor se va a la tienda de al lado, máxime en contextos de crisis donde se prioriza el factor precio por encima de otras variables de compra.
Libertad de empresa
El artículo 38 de la Constitución Española reconoce la libertad de empresa en el marco de la economía de mercado y recoge que los poderes públicos garantizarán y protegerán su ejercicio. Los empresarios no quieren nada más, no les ayuden si no quieren, pero no les impidan desarrollar su actividad demonizando su figura y criminalizando a las empresas, sean del sector que sean. Díganme el número de empresas de un país y les diré su nivel de vida y de desarrollo. No es casualidad que en los países en los que mejor se vive sean aquellos en los que hay mayor número de empresas.
Dejen en paz a los empresarios, que son los que generan desarrollo social y económico en los territorios y bastante tarea tienen ante la difícil situación que están atravesando. Simplemente, déjenles hacer su trabajo, que es la forma que suelen utilizar los empresarios para responder a las injustas e indocumentadas acusaciones. De esta forma, saldremos beneficiados todos.