No se puede saber si los leves inconvenientes que el Tribunal Constitucional (TC) le ha puesto a la diarrea legislativa de Sánchez ya estaban previstos por éste, mas, lo que sí parece claro es que Sánchez y sus adláteres pretenden aprovechar este pequeño toque de atención para lanzarse hacia lo que más les gusta: el enfrentamiento con la oposición y así dividir a los españoles. Lo cual en manos de estos demagogos se convierte en una lucha final entre la extrema derecha (judicial y política) y nosotros, los defensores de la soberanía popular. Para lo cual Sánchez siempre contará con el apoyo de los enemigos de la Constitución (Podemos y los separatistas, siendo estos últimos enemigos también de España pero amigos de nuestros dineros).
Lo cierto es que Sánchez tiene dos costuras que se le ven casi sin mirar: 1) su voluntad de apoderarse del TC y socavar la independencia de la judicatura, y 2) "pacificar Cataluña" otorgándoles a los independentistas un generoso perdón y dejarles las manos libres para que hagan, sin riesgos penales, lo que les dé la gana.
Este último paquete legislativo sanchista se parece demasiado a lo ocurrido en Polonia y en Hungría, y parece ser el modelo que sigue Sánchez: apoderarse poco a poco de todos los poderes del Estado retorciendo o violando la Constitución y las leyes que organizan el Estado. Por eso conviene recordar y recordarle a él que la división de poderes es la columna vertebral de la democracia y quien atenta contra esa partición del poder atenta contra la democracia.
En Polonia, el Gobierno cambió las reglas para elegir a los magistrados modificando la composición del equivalente a nuestro Consejo General del Poder Judicial (CGPJ) al reservarse, por diferentes vías, 23 de los 25 consejeros. A su vez, de los 15 magistrados del Tribunal Constitucional polaco, al menos 10 son puestos allí por el Ejecutivo.
En Polonia, la ministra de Justicia es también fiscal del Estado. En España lo ha sido de forma consecutiva para controlar los tentáculos de la Fiscalía.
En Polonia, una ministra de Justicia fue nombrada magistrada del Tribunal Constitucional (lo preside incluso); también eso ha ocurrido en España.
En Polonia se adoptaron medidas disciplinarias desorbitadas contra jueces. En España se amenaza a los consejeros de CGPJ díscolos con cárcel. Sin embargo y ojalá me equivoque- no se espera que la UE le pare los pies al Gobierno español.
Respecto a la persona de Pedro Sánchez, conviene leer a Maite Rico. He aquí lo que esta magnífica periodista ha escrito: "Sánchez ha convertido el ejercicio del poder en un Juego de Tronados en el que solo sobreviven los cobardes y los cínicos. Su liderazgo tóxico lo inunda todo. Empezó violando los compromisos adquiridos con sus votantes y se alió con los enemigos del orden constitucional en un pacto que ya es de largo alcance; siguió colonizando las instituciones, abusando del decreto ley y apadrinando iniciativas chapuceras y sectarias que le han valido, por lo menos, siete anulaciones del Tribunal Constitucional. Y ahora ha decidido dinamitar los equilibrios democráticos alterando leyes fundamentales con procedimientos fraudulentos".
En la España democrática nunca se había visto que un Gobierno haga mangas y capirotes con todo lo que prometió en sus programas y en sus promesas verbales. Ha llegado la hora de denunciarlo.