Opinión

Otro año clave en Fondos Europeos

  • Los instrumentos financieros ganan en peso a través de la puesta en marcha de la adenda
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Es posible que, por tercer año consecutivo, estemos dispuestos a afirmar que encaramos un año clave para el Plan de Recuperación? Ya lo hicimos ante 2021 y repetimos ante 2022. Pero sí, solo nos hace falta lanzar una mirada al futuro, a 2023, para llegar a esa conclusión. Vamos a argumentarlo apoyándonos en seis motivaciones, cuatro de naturaleza operativa y otras dos de contexto. Empecemos por las operativas:

1.- La adenda al PRTR: 2023 va a estar marcado por la adenda al PRTR y sus implicaciones, que serán muchas y trascedentes. A comienzo de año se presentará a Bruselas y deberá ser examinado y aprobado por las autoridades comunitarias. Una vez se han avanzado, el martes 20 de diciembre, las líneas maestras de su contenido, hay importantes novedades y se confirma que se amplían los montantes financieros totales del PRTR desde los 69.528 millones de euros iniciales hasta un máximo de 163.820 millones de euros, hasta agosto de 2026, aprovechando todos los recursos disponibles.

2.- La relevancia de los instrumentos financieros: Los instrumentos financieros van a ser el gran invitado del año 2023 a través de la adenda, que va a movilizar los 84.000 millones de euros en préstamos. Ya en los Presupuestos Generales del Estado para 2023 se prevén 4.852 millones de euros en el Capítulo 8 (operaciones financieras), un aumento del 279% frente a 2022. La trascendencia que van a adquirir este tipo de operaciones va a suponer un reto mayúsculo y un cambio de paradigma. Va a obligar al conjunto de la administración española a incorporar las mismas en su dinámica habitual, cuando es escaso el conocimiento del que se dispone sobre la gestión de operaciones financieras. Se deberá contar con el sector financiero como aliado para responder a este desafío.

3.- La digestión de los fondos: la relevancia y magnitud de la adenda (unida a los Fondos Estructurales del periodo 2021-2027, que suponen una ayuda adicional para España de más de 36.000 millones de euros) pueden llevar en 2023 al límite las capacidades administrativas, tanto en los distintos Ministerios como en las comunidades autónomas. Ello hará necesarias medidas como el refuerzo de los equipos, la automatización o el apoyo de asistencias técnicas, para aumentar las capacidades de las unidades gestoras.

4.- La necesaria aceleración de los Pertes: la información conocida de la adenda indica una clara apuesta por reforzar los Pertes y su componente de impulso a la autonomía estratégica y a la industrialización. Contando ya con 12 Pertes, incluido el de la Descarbonización Industrial, 2023 será el año de su dinamización. Incluso en algunos Pertes ya lanzados, como el Perte_VEC, se necesitará un nuevo impulso en forma de segunda convocatoria. Junto a ello, veremos la resolución de las grandes líneas de ayudas del Perte Agroalimentario, del de Economía Circular o del de Economía Social; el lanzamiento de las actuaciones del mayor de ellos, el Perte Chip; así como la publicación de las grandes convocatorias del Perte naval, del aeroespacial o del del Ciclo del Agua, entre otros.

A ello le unimos las dos motivaciones de contexto:

5.- Marco nacional: citas electorales y la presidencia española de la UE. Todo lo anterior se deberá llevar a la práctica a lo largo de un año marcado por dos grandes citas electorales y por la presidencia española de la UE. En cuanto a lo primero, es de esperar que la maquinaria administrativa no se vea muy condicionada por los ritmos políticos que implican dos citas electorales (autonómicas-locales y generales) de tanta relevancia; y, en cuanto a lo segundo, sabido es el reto que para cada uno de los ministerios supone cumplir con las exigencias de una presidencia europea, por lo que será necesario blindar el aparataje de gestión de cada uno de ellos para que no se vean condicionados y ralentizados en sus tareas cotidianas.

6.- Marco internacional: respuesta europea a los retos geopolíticos: El PRTR nació como respuesta europea a la pandemia del Covid-19. Más tarde, con la agresión rusa en Ucrania, esa respuesta se ha reforzado, por ejemplo, con la aprobación del programa REPpowerEU. Pero en 2023 el contexto geopolítico va a crecer en incertidumbres y no solo derivadas de los efectos de la continuación de la guerra en suelo ucraniano. Habrá que monitorizar la evolución económica en nuestro continente; vigilar los efectos en Europa de medidas de corte proteccionista en EEUU, como la Inflation Reduction Act; o atender las tensiones en el estrecho de Taiwán que puedan generar problemas en la cadena de valor del suministro de una materia tan estratégica como los semiconductores, por citar tan solo algunos ejemplos. Ante ello, bien podría ser que la UE decidiera reforzar sus medidas de respuesta comercial, presupuestara o de competencia.

En conclusión, y en base a todo ello, creemos más que justificada nuestra hipótesis de partida. Sí, de nuevo, estamos ante un año clave para el Plan de Recuperación. En todo caso, a la vista de cómo vienen evolucionando los acontecimientos, ¿podemos asegurar que justo en un año no estaremos haciendo la misma afirmación? No nos atrevemos a asegurarlo. Lo que toca, ahora, es seguir muy de cerca el devenir de un 2023 que se prevé interesante.

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