Opinión

La encrucijada empresarial

Antonio Garamendi, presidente de la CEOE

A una semana vista de la asamblea electoral de CEOE resulta más que sorprendente contraproducente, que con una gravísima situación económica que nos coloca en puertas de la recesión, y con un Gobierno enemigo y que juega deliberadamente en contra de sus intereses, los empresarios españoles se empecinen en presentar una imagen de división y enfrentamiento que se interprete como una lucha de ambiciones y aspiraciones política o personales, contrarias al interés del colectivo al que todos representan.

Con sus luces y sus sombras, como en toda labor humana, el equipo directivo de la organización empresarial española, con Antonio Garamendi al frente, ha trabajado con honestidad y sin compromisos o prejuicios previos, en defensa siempre de los intereses de sus asociados y de España por encima de vinculaciones partidistas, lo que en su momento le costó el distanciamiento con Pablo Casado y la anterior dirección del Partido Popular.

Precisamente, destacados responsables territoriales y sectoriales de CEOE, así como dirigentes de la formación de Génova no dudan en atribuir el origen de las maniobras contra el Garamendi, a la persona del ex secretario general de los populares, Teodoro García- Egea, y dicen que asistido y alentado por el que fuera portavoz del Grupo Parlamentario Popular, Vicente Martínez-Pujalte, hoy asesor de la patronal catalana Foment del Treball por designación de su presidente, Josep Sánchez-Llibre, el promotor de la candidata alternativa de Virginia Guinda.

Candidatura esta cuyo anuncio coincide con la incorporación a Foment, de Elsa Artadi, ex consejera de Presidencia y portavoz de la Generalitat de Cataluña, y una de las personas de máxima confianza del fugado Carles Puigdemont. Con Artadi se han incorporado también como asesores de Sánchez.Llibre -y se apunta que también de la candidata Guinda- otras personas vinculadas con el nacionalismo catalán como el ex consejero de Justicia con Jordi Pujol, Toni Isac, y el exdiputado Josep María Guinart.

Los mismos dirigentes políticos y empresariales consultados destacan también los recelos que en la dirección de Foment ha suscitado el protagonismo relevante que en la normalización de relaciones con los partidos y grupos parlamentarios han desarrollado quienes fueran altos cargos en los gobiernos de Rajoy, como la exministra Fátima Báñez o el ex secretario de Estado Iñigo Fernández de Mesa, hoy miembros relevantes de la cúpula de CEOE.

Un equipo y un presidente, Antonio Garamendi, que en estos cuatro años de mandato han tenido que jugar siempre en campo contrario, con el árbitro en contra y muchas veces con la incomprensión y, en ocasiones, con la deslealtad de algunos de sus principales asociados que confundían deliberadamente negociación con sumisión, mientras algunos de ellos acudían efusivamente a rendir pleitesía a Pedro Sánchez en sus galas laudatorias y aplaudían los mensajes y ocurrencias del jefe del Gobierno.

Un equipo directivo de CEOE, cuya firmeza en las negociaciones consiguió que Pedro Sánchez, junto a su ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, tuvieran que dar marcha atrás en su pretensión de desmantelar la reforma laboral de Fátima Báñez, para terminar aprobando una contrarreforma light y descafeinada, que mantenía los principios esenciales de la aprobada por la hoy presidenta de la Fundación CEOE y que permitió la creación de medio millón de puestos de trabajo anuales entre 2013 y 2017.

El mismo Pedro Sánchez que no ha dudado en utilizar la práctica dictatorial del decreto ley para tomar decisiones contrarias a la empresa como aumentar los impuestos, elevar el salario mínimo o subir las cotizaciones sociales, ante la oposición razonada y razonable de la CEOE y en una actitud de franca deslealtad con las empresas y con el diálogo social. Y el mismo presidente del Gobierno que asistirá eufórico al espectáculo de la división de los empresarios a los que demoniza para desviar la atención sobre los graves desatinos de su política económica y social cuyas consecuencias mantienen a España en el furgón de cola de la recuperación, como líder en desempleo de la UE y que han colocado a 12,1 millones de españoles el 26,1% de la población en riesgo de pobreza y exclusión social.

Como cuenta que le espetó Eugenio d'Ors a un camarero francés que quiso hacerse el gracioso para terminar armando un estropicio al derramar un carísimo champán, "los experimentos con gaseosa". Y más en tiempos de tormenta.

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