Opinión

Proyecciones demográficas

El INE acaba de publicar sus últimas proyecciones demográficas, pero en esta ocasión las ha unido a una encuesta entre demógrafos. Los resultados de esta encuesta de opinión, según la analista Érika Montañés, "no han sorprendido tanto a los expertos cuando han comprobado las conclusiones globales". Por ejemplo, la tasa de fecundidad (hijos nacidos por mujer) se va a mantener muy baja. Apenas remontará del 1,19 al 1,27 en los próximos quince años, aunque en gran parte se deberá a la población inmigrante. Entre 2022 y 2036 nacerán 5,5 millones de niños, un 14,2% menos que en los 15 años previos". Por otra parte, no deja de sorprender al demógrafo que soy el muy lento avance en la esperanza de vida que proyecta el INE.

En resumen, la población española ganaría en los quince próximos años –siempre según la proyección- 4.236.335 habitantes, hasta superar los 51 millones de personas en 2037. En el año 2072 la población alcanzaría los 52,9 millones.

El progresivo e ininterrumpido aumento de las defunciones, siempre superior al número de nacimientos, dará lugar a un saldo vegetativo negativo durante todo el periodo proyectado. En otras palabras: la fecundidad y la mortalidad darían un decrecimiento vegetativo más que notable, por ejemplo, en el periodo 2062-2066 una caída de 291.000 habitantes. Vale decir que la población española sin inmigración corre el riesgo a no tan largo plazo de –sencillamente- desaparecer.

Todo lo anterior merece una aclaración metodológica: las evoluciones tanto de la fecundidad como de la mortalidad son lentas (de ahí que Alfred Sauvy escribiera que la Demografía trabaja lentamente, como las termitas, pero que las termitas acaban por derribar el edificio…) y por ser lentas sus estimaciones más seguras, pero no pasa lo mismo con las migraciones, sujetas a vaivenes sociales y políticos, Por eso resulta incomprensible que el INE prevea para el cuatrienio 2022-2025 casi dos millones más de inmigrantes netos, pese a los tres millones de parados que hay en España. Y esta de la inmigración es la mayor incógnita que presenta esta proyección.

La población adulta en edad de trabajar –siempre según la proyección- perderá peso: la franja de entre 20 y 64 años, que actualmente representan el 60,7% del total, caerá al 53,1% en tres décadas, y se recuperaría en parte hasta el 54,7% en 2072.

En los últimos años de la proyección se daría un cierto rejuvenecimiento de la población, a medida que se vayan extinguiendo las generaciones de nacidos en los años 70 del siglo XX, años de mayor fecundidad.

Mucho más probable es que -como señala la citada proyección del INE- los hogares tengan cada vez menos moradores, como es tendencia desde hace 50 años. Hacia 2037, en el 30% de las viviendas solo vivirá una persona y uno de cada ocho residentes vivirá solo, proporción que se acercará a uno de cada siete entre los nacidos en España. Soledad, desdicha y suicidios.

Pase lo que pase con las migraciones, lo seguro es que los españoles de origen, si no aumenta su bajísima fecundidad, están abocados a no muy largo plazo a menguar, a envejecer, y a más y más soledad. Eso es lo que probablemente le espera a la mayoría de los habitantes de España cuando lleguen a viejos.

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