Opinión

Credit Suisse no es Lehman Brothers

En los tiempos líquidos que vivimos, el atrevimiento asociado con la ignorancia sumado al miedo y al morbo pueden ser devastadores. Si a esto añadimos Twitter y algún ingente fondo de inversión flexible (Hedge Fund) la combinación puede resultar excesiva, hasta para la conservadora banca suiza.

Graham Stephan (@GrahamStephan –más de 4 millones de seguidores en YouTube–) publica un tuit en el que compara los activos bajo gestión de Lehman Brothers en 2008 (600.000 millones) con los de Credit Suisse y Deutsche Bank (DB) en 2022 (2,8 billones), y advierte de la cotización de sus CDS (Credit Default Swaps). En apenas días obtiene más de 20.000 "me gusta". Credit Suisse y Lehman Brothers tienen en común el dedicarse al negocio de la Banca de Inversión. El resto son todo diferencias. Debería de ser evidente que el año 2022 no es el 2008, y que algo hemos aprendido desde entonces, pero frente al ruido es necesario volver a los fundamentales.

La Reserva Federal dejó caer a Lehman Brothers el 14 de septiembre de 2008. Lehman cayó y se provocó la materialización del riesgo sistémico. Meses después quebraba Islandia junto con sus tres principales bancos, y la onda expansiva se sintió en Europa hasta bien entrado el 2012. La misma noche que quebró Lehman Brothers la Reserva Federal empezó a sostener al resto del sistema financiero. Desde entonces la base monetaria tanto del euro como del dólar se ha multiplicado por más de seis, pasando de los 600.000 millones a los 6,2 billones en el caso del BCE. Para evitar que algo así volviera a producirse se creó toda la regulación prudencial asociada con Basilea III.

Dejando de lado las obvias diferencias que hay entre Zürich y Wall Street, es necesario mencionar el respaldo que representa el gobierno suizo. Si el Bundesbank lleva los últimos 20 años sosteniendo con respiración asistida al DB, al Commerzbank o a sus cajas de ahorros (Sparkassen), ¿qué no está dispuesto a hacer el Banco Central Suizo (SNB)? Además, Credit Suisse no es el Deutsche Bank, por mucho que tenga que aprender la banca suiza de cómo se gestionan los riesgos financieros en España.

Los niveles de solvencia que tenemos después de Basilea III son 2,5 veces superiores a los niveles que había en 2008. La ratio de capital (CET1) de Credit Suisse es a 1 de octubre de 2022 del 13,5%, en la media alta del sector. La ratio de apalancamiento incluyendo las posiciones de fuera de balance (derivados, por ejemplo) es del 6,1% cuando el mínimo regulatorio es del 3%. Otro indicador de aparente buena salud, especialmente si lo comparamos con el resto de banca europea que está en torno al 4%.

Con Basilea III también se introdujo la supervisión directa del riesgo de liquidez, mediante el control de dos ratios, uno a corto (LCR) y otro a más largo plazo (NSFR). El numerador de la ratio LCR son los denominados activos líquidos de alta calidad (HQLA), los cuales se dividen entre las salidas netas de fondos. La ratio LCR tiene que ser superior al 100%, y Credit Suisse está al 191% lo cual es excesivamente prudente. Esto se puede justificar por los activos líquidos de alta calidad que tienen en balance, un 32% del total de sus activos. Una cifra razonable estaría entorno al 15%.

Si todas las cifras anteriores son ciertas, Credit Suisse no debería de tener ningún problema diferente a las dificultades que atraviesa el resto de la economía. ¿Qué está sucediendo? Una de dos, o hay algo que se nos esté escapando o Credit Suisse tiene un problema de comunicación. A partir de este punto todos son especulaciones. ¿Es posible que hayan tenido una excesiva exposición a la renta fija? ¿Hay derivados que representen riesgo? Desde el 2008 los derivados fuera de balance hay que pasarlos por la cámara de compensación, por lo que estar atento a las llamadas al margen (margin calls).

Todo lo anterior no quita para que cunda el pánico, se provoque el contagio y las ratios anteriores cambien en el corto plazo. Aún así, veo mucho más probable que haya fondos de inversión flexibles, que tengan fuertes posiciones en corto sobre los CDS, y que estén haciendo un buen negocio gracias al tradicional silencio bancario suizo. Los mercados están atravesando grandes turbulencias, lo hemos visto estas últimas semanas con la renta fija del Reino Unido. Todos tenemos grandes dificultades, pero de aquí a hablar del apocalipsis y que salgan beneficiados ciertos inversores especulativos hay un trecho. No debemos de ser cómplices de sus ganancias dejándonos llevar por un tuit.

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