
El precio del petróleo lleva cayendo desde finales de agosto hasta situarse por debajo de 85 dólares. Un descenso de más del 32% desde sus máximos del año motivado por el miedo a que la agresividad de los bancos centrales para luchar contra la inflación genere recesión.
Precisamente la caída del crudo es una buena noticia para los organismos monetarios en su objetivo de bajar los precios. De hecho, el mercado ya ve al Brent por debajo de los 100 dólares para todo 2022, lo que implica que esta materia prima, una de las claves de la espiral inflacionista actual, dejará de impulsar el IPC. Con todo, se debe tener cautela ya que si la UE corta el suministro de crudo ruso provocará un repunte en el precio del barril en la recta final del año.