
Las empresas desempeñamos un papel clave en la conservación de los recursos naturales. En el contexto actual de cambio climático y de hábitos de consumo cada vez más exigentes, tenemos que dar el salto y comprometernos a hacer cambios sustanciales para garantizar la subsistencia de dichos recursos de cara a futuras generaciones.
La cadena de suministro y la logística constituyen una parte esencial de nuestro ecosistema industrial y profesional, pero también son uno de los mayores contribuidores a las emisiones de gases contaminantes. En la inmediatez que caracteriza hoy nuestro día a día, poder garantizar una logística eficiente, flexible y ágil, es de vital importancia. Ser capaces de mover más con menos y que el consumidor final disponga del producto lo antes posible nunca ha sido tan importante, y hacerlo de manera sostenible es ahora un imperativo.
Hace ya tiempo que los actores de la cadena de suministro global entendimos que el sistema de producción tradicional lineal es totalmente insostenible: además de sobreexplotar los recursos naturales, reduce la vida útil de los productos y genera residuos, desperdicios, y contaminación innecesarios. Aun así, todavía son muchos (demasiados) los mercados que siguen funcionando con procesos de producción y consumo lineales.
Si bien es cierto que, hoy en día, la mayoría de las empresas multinacionales implementan estrategias de sostenibilidad en sus negocios orientadas a reducir el impacto medioambiental, hemos alcanzado un punto en el que estas acciones no siempre son suficientes. Si queremos habitar un mundo verdaderamente sostenible, no bastará con reducir nuestro impacto: ha llegado la hora de desarrollar una nueva estrategia que nos lleve más allá.
En muchas empresas ya estamos evolucionando hacia el siguiente paso lógico a la sostenibilidad: la regeneración. Las cadenas de suministro regenerativas son algo más que cadenas de suministro sostenibles, donde se reemplaza lo que se consume; son cadenas en las que se devuelve más de lo que se consume para pasar de reducir el impacto a generar un impacto positivo. Es decir, en lugar de consumir recursos naturales y generar residuos, consumimos residuos y creamos recursos naturales.
Los que trabajamos en este sector sabemos que es un reto enorme, pero estamos convirtiéndolo en una realidad, poniendo en marcha una estrategia con compromisos y objetivos tangibles y medibles, para ser pioneros en cadenas de suministro verdaderamente regenerativas.
Cuando hablamos de economía circular pensamos siempre en las llamadas 'tres "R": Reducir, Reutilizar y Reciclar. Reutilizar ha sido desde nuestros orígenes el pilar de nuestro modelo, basado en el uso compartido de palés y contenedores por productores y distribuidores a lo largo de toda la cadena de suministro. Pues bien, ha llegado el momento de incluir una cuarta 'R' a la ecuación: Regenerar.
Para nosotros, tanto la reutilización como la regeneración pasan necesariamente por la colaboración. En el ámbito de la logística, por ejemplo, la colaboración para optimizar rutas y evitar cargas en vacío es un hito en el que fabricantes, distribuidores y operadores logísticos llevamos tiempo trabajando con notable éxito reduciendo las emisiones de CO2 y los residuos.
Cuando hablamos de colaboración, instintivamente pensamos en la colaboración entre empresas, pero no debería limitarse a operaciones realizadas dentro del sector privado; también es esencial la ayuda y colaboración de gobiernos e instituciones.
El sector público tiene un gran peso y responsabilidad a la hora de participar y fomentar la colaboración para que los objetivos de sostenibilidad se puedan cumplir, ya sea legislando en favor de la economía circular – con medidas como la implantación de un exento de tasación en los productos con packaging reutilizable – o financiando proyectos de descarbonización que contribuyan a un marco sostenible y eficiente para combatir el cambio climático.
Por último, y a más pequeña escala, cada uno de nosotros como consumidores también podemos colaborar con pequeños actos diarios para fomentar hábitos de consumo que ayuden a reducir el desperdicio y la contaminación. Personalmente, llevo el ejemplo de CHEP a mis actividades de compra en el mercado, donde ya me he acostumbrado a llevar envases reutilizables para abastecerme de producto fresco.
Dicen que en tiempos de crisis nacen grandes ideas. Y es que si para algo debe servirnos esta era de incertidumbre en la que nos hallamos, es para idear, inventar e implementar nuevas maneras de hacer, de fabricar, de construir y consumir, que nos permitan demostrar, una vez más, que el cambio es posible. Y aunque esta corriente regenerativa está todavía en sus inicios, es fundamental que tengamos estas conversaciones para que podamos aportar soluciones y avanzar hacia el futuro, no solamente sostenible, sino verdaderamente regenerativo y duradero.