
La ministra de Industria, Comercio y Turismo, Reyes Maroto, tiene claro que las dificultades para encajar oferta y demanda en el mercado laboral español no se deben a los salarios, sino a la formación.
Demuestra con ello tener un mayor conocimiento de la realidad del tejido productivo de España que aquel del que hace gala la ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, inmersa ya en un ciclo electoral en el que sus objetivos políticos pesan más que sus responsabilidades con ocupados y desempleados. Frente a esta postura que no se aleja del populismo más descarado, Maroto presentó en el Ágora de elEconomista un elaborado diagnóstico de los problemas que afrontan las empresas para contratar el talento con la cualificación que necesitan. En este sentido, ha remarcado la importante apuesta por la formación profesional no solo para reducir la lacra del desempleo sino para mejorar la productividad de la economía. Y ello pasa por contar con un trabajador mejor preparado para los desafíos a los que la revolución tecnológica y digital somete a los negocios. Donde la vicepresidenta segunda se limita a criminalizar a los empresarios, como si fueran los culpables de la inflación, o del difícil contexto geopolítico, Maroto anuncia que el Gobierno impulsará un Pacto de Estado por la Industria con una serie de estrategias que sí crearán empleo de calidad. Lo hará reforzando la autonomía productiva de España impulsando la actividad en los sectores de más valor añadido, como el automóvil, abriendo la puerta a nuevas gigafactorías de baterías para vehículos eléctricos. Dibuja con ello la mejor enmienda a los demagógicos planteamientos de Díaz, ajenos a las necesidades reales del mercado laboral.