Opinión

Estrategia fallida en pensiones

José Luis Escrivá, ministro de Seguridad Social

La Seguridad Social se aleja de la senda para cerrar su déficit. La razón es que el alza del gasto en pensiones en 2023 contrarrestará tanto el aumento previsto de las cotizaciones como las transferencias de los denominados gastos impropios, que hasta ahora estaban teniendo un impacto clave a la hora de reducir el desequilibrio de las cuentas.

El ministro José Luis Escrivá planteaba que este factor permitiría incluso asumir el impacto de derogar el índice de revalorización creado por el PP y volver a vincular la subida de las nóminas a la evolución de los precios. De esta forma, el sistema podría hacer frente al momento de la jubilación de la generación del baby boom en una situación mucho más desahogada. Pero esta estrategia se ha visto truncada por la escalada de la inflación, que según la AIReF disparará el desembolso en pensiones un 8,8% el próximo año. Tampoco aliviará este impacto la entrada en vigor del Mecanismo de Equidad Intergeneracional, que eleva las cotizaciones un 0,5% para las empresas y un 0,1% para los trabajadores, con el objetivo de volver a nutrir el exhausto Fondo de Reserva. La cada vez mayor dificultad para reducir el déficit de la Seguridad Social tendrá como consecuencia directa el aumento de la deuda pública, que, como advierte también el Banco de España, puede alcanzar el 140% del PIB.

El coste de revalorizar las nóminas con el IPC impedirá cerrar el déficit de la Seguridad Social en el próximo año

Las previsiones del Gobierno pierden así la credibilidad ante la evolución del contexto económico. Un desarrollo que, si bien puede considerarse inesperado en lo que se refiere al conflicto de Ucrania, pone de manifiesto el excesivo optimismo con el que se diseñó una hoja de ruta fallida a la hora de garantizar la sostenibilidad a largo plazo del sistema de pensiones.

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