Opinión

Sorprendente elección de cargos de la UE

Los nombramientos crean división entre los europarlamentarios

Sorpresa en la distribución de cargos de la Unión Europea (UE). Tras muchas cumbres europeas baldías, de súbito se designan personas que no concurrían a los cargos.

Sin duda, el ticket europeo es novedoso: presidenta de la Comisión Europea, Ursula Von der Leyen (ministra de Defensa de Alemania); presidente del Consejo Europeo, Charles Michel (primer ministro de Bélgica); presidente del Parlamento Europeo, David-Maria Sassoli (vicepresidente del Parlamento Europeo, elegido por la Cámara, y para compartir mandato con Manfred Weber); presidenta del Banco Central Europeo, Christine Lagarde (DG del FMI); y Alto Representante de la UE para la Política Exterior, Josep Borrell (ministro de Exteriores de España, expresidente del Parlamento Europeo).

Primó el no: para la Comisión no a Frans Timmermans, no a Manfred Weber, no a Margrethe Vestager; para el BCE, no a Jens Weidmann, no a Erkki Liikanen, no a Olli Rehn… Estas personas estaban o estuvieron en tareas relacionadas con la Unión Europea, han manejado los dossiers y conocen las intríngulis comunitarias.

Banquillo no le falta a la UE. De este modo, los propuestos para la Comisión, el Consejo y el BCE son pesos pesados, aunque hasta ahora aplicaran sus cualidades fuera de la Unión. Mas el hábito hace al monje. Así, en su nuevo cargo las personas escogidas se desarrollarán, seguramente, con excelencia. También tendrán más grados de libertad que los descartados. La orientación, los programas y el quehacer de Frans Timmermans, Manfred Weber, Margrethe Vestager, Jens Weidmann Erkki Liikanen y Olli Rehn eran previsibles. Los programas europeos de los escogidos no lo son. Probablemente, los descartados lo han sido por su previsibilidad. Con todo, Timmermans y Vestager han sido propuestos como vice-presidentes de la Comisión.

Las instituciones UE funcionan sólidamente. De modo que el cambio de líderes no debiera afectarles sobremanera. Pero la relativa bisoñez europeísta de los nuevos presidentes y su mayor flexibilidad complicarán la compleja toma de decisiones en la UE.

El acuerdo se cobra el precio de minar la alianza en la UE de socialistas y conservadores

En la propuesta de renovación de los cargos principales de la UE, el liderazgo de Alemania y Francia, y de los partidos democratacristiano y socialdemócrata, ha quedado disminuido. Es un cambio de calidad e importante que Alemania pase a la primera posición (Comisión). Además, mantendrá su ya robusto back office, puestos clave de segundo nivel. Pero Angela Merkel no pudo mantener el tándem Timmermans a la Comisión y Weber al Parlamento. El veto de algunos países del Este de Europa, escorados a la derecha popular, ha sido efectivo.

En clave española, Josep Borrell será un gran Alto Representante de la UE para la Política Exterior. En virtud de este cargo será también vice-presidente de la Comisión. Borrell tiene tres cualidades que darán un vuelco, tanto a la figura del Alto Representante, como a la consideración de España en la UE. Borrell tiene conocimiento, tiene claridad de concepto y tiene viveza. Para la consideración internacional de España, será un bálsamo de aceite. También con él aumentará la apreciación entre los europeos de la política exterior de la Unión Europea.

Las propuestas de personas para los puestos de mayor nivel de la UE que ha hecho el Consejo Europeo deben ahora ser refrendadas o no por el Parlamento Europeo, y en el caso de Lagarde también por el BCE. La aprobación de algunos de los cargos nominados se da por hecha: Charles Michel como presidente del Consejo Europeo, y Josep Borrell, como Alto Representante de la UE para la Política Exterior. Pero Ursula Von der Leyen, presidenta nominada de la Comisión Europea, puede sufrir un calvario y podría sucumbir en él.

Borrell vitalizará los Asuntos Exteriores europeos y la consideración de España

La ratificación en la eurocámara de los cargos propuestos por el Consejo podría tener complicaciones. La alianza comunitaria entre socialdemócratas y democratacristianos ha sufrido bastante en este proceso de nominación. Acaso algún grupo del Parlamento Europeo aproveche este desgaste para dar visibilidad a sus posiciones y tratar de contrariar el portafolio presentado por el Consejo.

En lo que hace a la agenda que vayan a desarrollar los nuevos presidentes, existe un amplio catálogo y coincidencias en muchísimos puntos. A la vista de la ola de renovaciones de cargos, think tanks europeos como Bruegel, CEPS, CIFE, Bertelsman, Real Instituto Elcano, Fundación Jean Monnet o Fundación Jacques Delors publicaron durante 2019 propuestas generales y sectoriales de todo orden. En verdad, las colecciones de temas son muy convergentes.

En el diagnóstico no hay grandes discrepancias. En las políticas comunitarias, las mayores dudas están en los tratamientos a aplicar a algunos problemas, y específicamente en el calendario de su implementación. En la UE el calendario de acciones es siempre incierto. No depende solo de una institución, y menos aún de quien ostente su presidencia, sino de las coincidencias entre instituciones, partidos, países, elecciones… Por todo ello, pues, deseemos éxito a los nominados a las posiciones superiores de la UE.

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