El nuevo Parlamento Europeo ha enviado un serio aviso a los 28 Ejecutivos: pondrá difícil que la ministra alemana Ursula Von der Leyen presida la Comisión Europea. Al día siguiente de que los líderes de la UE cerraran un acuerdo para renovar los altos cargos de las instituciones comunitarias, los grupos en la Eurocámara de las familias políticas que respaldaron el pacto mostraron que no están dispuestos a tragar con el paquete cerrado a puerta cerrada el pasado martes. La advertencia llegó con la elección de la presidencia del Parlamento Europeo, que fue a parar al socialista italiano David Sassoli. Este cargo formaba parte del reparto acordado entre los Gobiernos y las principales familias políticas.
Sassoli fue elegido en segunda vuelta, con 345 votos. Se quedó 99 por debajo del total de escaños que suman el Partido Popular Europeo, los socialdemócratas y los liberales (rebautizados como Renovar Europa tras la inclusión de Emmanuel Macron). Y, sobre todo, contó 31 apoyos de la mayoría absoluta que necesitan los valedores del paquete para elegir a la ministra de Defensa alemana como presidenta de la Comisión Europea a mediados de julio. "El Parlamento Europeo es una institución independiente y autónoma," recordó el presidente saliente, Antonio Tajani. Por eso, pidió a sus compañeros votar "con independencia".
Von der Leyen fue nominada para suceder a Jean-Claude Juncker a partir de noviembre, como parte de un acuerdo que otorgaba la presidencia del Consejo Europeo al primer ministro de Bélgica, el liberal Charles Michel, la jefatura de la diplomacia europea a Josep Borrell, y el BCE a la francesa del centro-derecha, Christine Lagarde.
La revuelta de los eurodiputados contra sus jefes en las capitales además sirvió para agrandar el desequilibrio geográfico en el reparto de sillas de poder. Los líderes habían previsto que la presidencia del Parlamento fuera para el búlgaro y presidente de los socialistas europeos, Sergei Stanishev, para otorgar a los socios del Este uno de los puestos. Sin embargo, las principales delegaciones del grupo (españoles, italianos y alemanes) se resistieron a someterse a la voluntad de los primeros espadas. Como resultado, será otro italiano quien tome el relevo de Tajani. La jefa del grupo, la eurodiputada del PSOE Iratxe García, ya criticó el martes el acuerdo, por ser "profundamente decepcionante".
Esfuerzo
En comparación con la primera votación, los tres grupos tan solo consiguieron añadir 20 escaños para Sassoli, lo que augura que Von der Leyen tendrá que sudar para sumar apoyos entre los suyos, y convencer quizás a eurodiputados de otras familias políticas, probablemente entre los verdes o conservadores.
Para ello, la alemana tendrá que abrir la mano y negociar un programa para el próximo lustro que sirva para atar respaldos en la Eurocámara. O puede que recurra a la disciplina que pueden imponer algunos Gobiernos sobre los suyos en la Eurocámara, a cambio de la promesa de considerar las demandas de las capitales para el reparto de carteras en la futura Comisión Europea.
Hace cinco años, Juncker llegó al Ejecutivo comunitario con el respaldo de una gran coalición, que aceptaron los socialdemócratas. A cambio, consiguieron del luxemburgués el lanzamiento del programa de inversión (Plan Juncker) y la introducción de flexibilidad adicional para cumplir con el Pacto de Estabilidad y Crecimiento. Como parte del acuerdo del martes, el PPE aceptó no presentar ningún candidato a la presidencia de la Eurocámara. Sin embargo, y como ha sucedido casi siempre en el pasado, los socialistas cederán el testigo a mitad de los cinco años de mandato al PPE. Otros grupos pelearon por hacerse con la presidencia del Parlamento. Por detrás de Sassoli quedó el checo conservador Jan Zahradil (con 160 votos), la alemana de los Verdes Ska Keller (119), y la española de IU Sira Rego (43).