Con la llegada de julio, dos nuevas huelgas amenazan al Aeropuerto de El Prat, protagonizadas por los pilotos de Vueling y por el personal de seguridad. La infraestructura barcelonesa ve cómo las protestas se han convertido en una lamentable tradición cada verano.
No se puede culpar a la Administración de haberse paralizado ya que Fomento presentó, en noviembre, el protocolo BCN a Punt con el que impulsa mejoras en las instalaciones. Sin embargo, las huelgas siguen sucediéndose. Falta por tanto un mayor ejercicio de responsabilidad por parte de las partes implicadas en las protestas para llegar a acuerdos. Urge frenar el deterioro de la que sigue siendo una de las puertas de entrada clave del turismo en España.
