
La tregua que EEUU concede antes de vetar la relación de sus empresas con Huawei no implica que los problemas acaben para la firma china. Su negocio de móviles está tocado, no solo por la caída de ventas.
Además, el fabricante ARM se niega a suministrarle chips, lo que implica que Huawei deja de contar con microprocesadores imprescindibles para terminales de alta gama. Pero el mayor daño radica en el negocio de redes 5G. Huawei es muy competitivo en este sector, pero necesita componentes estadounidenses para seguir creciendo. Este sería el escenario ideal para que sus rivales, Nokia y Ericsson, ganen terreno pese a sus precios más altos. Huawei se vería así herida en un flanco vital, al tiempo que el desarrollo del 5G en Europa se encarecerá.