
BBVA investigará todos los correos electrónicos recibidos y enviados por el banco en 2004 y 2005. Ésa es la época en que los documentos del excomisario Villarejo sitúan la campaña de espionaje orquestada para frustrar el asalto de Sacyr.
Tal exhaustividad se justifica por los indicios que apuntan a que varios departamentos del banco, vinculados con su cúpula, tuvieron relación directa con Villarejo.
Pero el rastreo resulta aún más necesario por los presuntos delitos que el policía cometió y por la sospecha de que el aún presidente de honor del BBVA, Francisco González, conocía esas ilegalidades. Se trata de un caso de extrema gravedad, que ya preocupa al BCE y a Economía (Carlos Torres habló con la ministra Calviño de ello en Davos), por lo que BBVA hace bien en actuar.