
La visita del presidente chino, Xi Jinping, a España está siendo notablemente productiva tras la potenciación de las relaciones bilaterales en los últimos meses con continuos gestos y concesiones mutuas. En este sentido, los dos países están generando el más importante de los intangibles como es la confianza y además, hilando todo lo sembrado por la diplomacia oficial y empresarial de principios de los setenta y de finales de los ochenta hasta construir una estrategia común que ponga a España en el lugar que le corresponde en el mapa geopolítico global, diseñado por China.
Esta nueva dinámica debe apoyarse en cuatro pilares fundamentales que van más allá del tradicional binomio comercio-inversión: el primero, el intercambio comercial tanto de bienes como de servicios.
En este campo, España parte con un notable retraso con respecto a sus socios europeos, cosa normal desde el punto de vista económico ya que la mayor parte del comercio internacional se hace con los países más próximos (dos terceras partes del comercio de España se dirigen hacia la eurozona).
China supone el 2,2% de las exportaciones y el 8,1% de las importaciones frente a países como Alemania que exporta el 6,7% del total al gigante asiático o el Reino Unido con el 7,5%. En este sentido, el trabajo está en reducir la distancia económico-financiera de España con China a través de la potenciación del comercio electrónico en sectores clave como el agroalimentario, base de los acuerdos que se firmarán en estos días de visita de Estado.
En segundo lugar, el pilar de las inversiones es de una importancia extraordinaria en el marco de la Nueva Ruta de la Seda. Aquí, España no puede darse por satisfecha con gestos como el famoso tren Yiwu-Madrid o las operaciones marítimas que se puedan eventualmente firmar. Se trata de establecer un eje de infraestructuras que sitúe a la Península Ibérica como nudo fundamental de comunicaciones e intercambios y como puerta de entrada a Latinoamérica.
"España aunque tarde y en el último momento, se ha reenganchado con China"
Por último, en tercer y cuarto lugar, una cooperación más fluida en materia cultural por un lado, y en materia de seguridad y defensa por otro, completan las acciones estratégicas en el marco de colaboración europea y también respondiendo a los propios intereses de país de España que cuenta con una infraestructura muy valiosa, a la cual todavía no se le ha sacado todo el potencial que tiene como por ejemplo es el Instituto Cervantes y el valor de la lengua española, así como en términos de industria de servicios de ingeniería y consultoría en materia de seguridad y defensa.
En suma, España aunque tarde y en el último momento, se ha reenganchado con China y empieza a trazar un camino en la onda de la Agenda Estratégica China-Europa 2020, donde uno de los escollos más importantes que se pueden presentar es el posible proteccionismo de Bruselas en materia de inversiones chinas que se quiere impulsar, pero que probablemente no se ponga en marcha en el próximo año 2019 gracias a la convocatoria de elecciones europeas y los cambios que se producirán dentro de la Comisión Europea.