
Las pérdidas de 240 millones que la filial de Bimbo en España acumula en tres años obliga a la matriz mexicana a inyectar 453 millones para salvarla de la quiebra. Es cierto que el fuerte avance de la marca blanca, los elevados costes de reparto de productos con caducidad baja y las participaciones deficitarias de la filial en sociedades del grupo en Latinoamérica explican en parte el mal desempeño.
Pero la realidad es que el gran problema fue la compra de Panrico en 2015 por 234 millones. A la elevada deuda, se une la batalla abierta contra la bollería industrial, que pasa factura a Donuts y Bollycao, las principales marcas de Panrico. Ante esta situación, el ajuste de costes y diversificar hacia productos saludables se presentan como únicas soluciones para Bimbo.