
La subida de las bases más altas de cotización a la Seguridad Social vuelve a estar en la agenda del Gobierno. De momento, el Ejecutivo asegura que no se plantea la eliminación completa del límite máximo a estos pagos (el llamado destope). Pero Trabajo dialoga ya con los agentes sociales para lograr un nuevo incremento en 2019, como mínimo del 5%, que afectará al millón de españoles que cuentan con los salarios más elevados.
Un análisis superficial concluiría que, dada la crítica situación de la Seguridad Social, es inevitable que se pida un esfuerzo adicional a este segmento de la población. Ahora bien, resulta plenamente injusto considerar que no han contribuido hasta ahora a intentar paliar la situación. Muy al contrario, la base máxima no ha dejado de crecer ningún año desde 2013; de hecho, en agosto volvió a hacerlo y su nivel actual se sitúa en 3.803,7 euros.
Las bases máximas han crecido cerca de siete veces más que la cuantía de esas prestaciones
Estas alzas se han acometido sin que haya habido contrapartida equivalente en la pensión que estas personas tienen derecho a recibir. Así, las bases máximas han crecido cerca de siete veces más que la cuantía de esas prestaciones. Tal descompensación implica someter los salarios altos a una presión que amenaza con elevarse aún más en 2019, con los graves efectos colaterales que eso supone. Por un lado, crecerán los ya altos costes laborales de las empresas. Pero, sobre todo, los perceptores de los sueldos más altos verán cómo se eleva su cotización en 107euros anuales en un ejercicio en el que, además, habrá también subidas del IRPF a partir de 130.000 euros.
Medidas como éstas desincentivan con fuerza el acceso a puestos directivos, lo que perjudica a la Seguridad Social, pero también al crecimiento de las empresas y del conjunto de la economía.