
Más de 20 años de vinculación entre Repsol y La Caixa están cerca de terminar. La actual Caixabank venderá el 9,3% que aún posee de la petrolera mediante operaciones puntuales hasta 2019.
Los beneficios desde el punto de vista financiero son claros, ya que el banco obtendrá cerca de 2.600 millones que irán a reforzar su patrimonio, de acuerdo con la nueva directiva contable IFRS9.
En paralelo, libera provisiones y reduce el consumo de su capital, de modo que se alinea aún más con las nuevas normas del BCE.
Además, Caixabank da un paso clave en el cumplimento de su plan estratégico que persigue concetrarse en el negocio más puro de banca-seguros. En esa hoja de ruta, la salida de una firma industrial como Repsol resulta coherente.