Opinión

¿Qué observamos en Europa?

Foto: Dreamstime.

Cuando se quiere conocer a fondo el funcionamiento actual de la economía española, es preciso remontarnos en su historia económica, en cuanto ésta ha dejado herencias que explican relaciones actuales con todas las épocas, incluso más allá de la creación de la unidad de España en 1492.

Precisamente entonces fue cuando se observó que esta nueva realidad-eliminación del Reino de Granada, de la presencia francesa al sur de los Pirineos con la adhesión de Navarra, y también la proyección creciente hacia África con la conquista de Melilla, todo lo cual coincide con el descubrimiento y creciente expansión en América, con un control progresivamente más amplio en Italia, con enlaces en el marco germánico de Flandes, y muy pronto proyecciones hacia Asia a partir del dominio de Filipinas, a lo que se suma una lucha por el control del tráfico en el Mediterráneo, que obligaba a una serie de conquistas en las costas hacia este mar de África. Esto es lo que originó que España, en su economía, pasase a integrarse en un marco imperial. Nuestro funcionamiento, en lo material, dependía del mineral de plata procedente de América, de la marcha de los empréstitos con financieros germanos e italianos, e incluso del tráfico en el Pacífico o del desarrollo en los mercados exteriores de mercancías españolas, como era el caso de la lana.

También se había desarrollado el capitalismo, con la admisión del cobro de tipos de interés por parte de los economistas, por otro lado, opuestos a la reforma protestante, de la Universidad de Salamanca, y del empleo, como cosa ya normal, de la partida doble en la contabilidad. Todo esto se vincula a una economía imperial importante, pero concluye al aceptarse como reacción, un desarrollo vinculado al nacionalismo económico, en un ámbito geográfico que pasó a ser, prácticamente siempre, el parcialmente de la Península Ibérica, por la separación de Portugal, y esto dio origen a una novedad.

Lo demostró en 1935, en un artículo famoso en Weltwirtschaftliches Archiv, Perpiña Graú. Como prueban grandes economistas, encabezados por Adam Smith, este modelo sólo conduce a un escaso desarrollo económico y su consolidación recibió, justamente, el nombre dado por Perpiña de sistema crecientemente autárquico. Precisamente, la inmensa mayor parte de los economistas españoles rechazaron el intento de Maloinescu en favor de su bondad derivada del enlace sucesivo de aislamiento arancelario, industrialización, corporativismo, y para disminuir la tensión social, partido político único. Basta leer la amplia literatura española de critica a este modelo en textos de Manuel de Torres, Olariaga, Valentín Andrés Álvarez, Bernácer, Prados Arrarte, Sardá o Ullastres. Este último, cuando pasó a ser ministro tras la fuerte crisis políticas de 1957, decidió dar fin a tal modelo.

Así, se inició una situación dispar, presidida en principio por la aceptación española y el ingreso en las instituciones derivadas, de la línea marcada por los acuerdos de Bretton Woods y la búsqueda, a partir del ingreso en España, en la OECE, de hacerlo en el conjunto del Mercado Común Europeo. Fue como se produjo el final de la economía nacional y así comenzó a existir una economía radicalmente dispar, como la nacional lo había sido respecto a la imperial, que obedece el nombre de economía comunitaria, que culminó con la entrada de España en la zona del euro.

Por tanto, no se entiende ya nuestro modelo económico y político sin tener en cuenta lo que sucede en Europa. Cualquier acontecimiento europeo, de una manera muy completa, repercute en España, se produzca esto en Polonia, en Turquía, y no digamos en Francia o lo que ahora mismo, origina el Reino Unido con el Brexit. De ahí la importancia del mensaje, enviado el 31 de agosto de 2018, titulado La zona del euro: situación actual y retos futuros, como lección final de los Cursos de La Granda por parte del vicepresidente del Banco Central Europeo, Luis de Guindos. Si sus planteamientos se ignoran,nos moveremos en la oscuridad respecto a lo que puede acontecer a nuestra economía. Y, evidentemente, si esa ignorancia lleva a la política económica española por senderos que en el ámbito europeo no son los adecuados, tendremos la seguridad de la desaparición de un fuerte punto de apoyo, todo lo contrario de si lo conocemos.

El bienestar del ámbito europeo también nos proporciona ventajas continuas. Por tanto, ¿qué nos ha enseñado esa esplendida lección de Luis de Guindos en La Granda en relación con un ámbito, el del euro, tan esencial? Añadamos que Guindos es un excelente economista, que ha tenido aciertos notables como dirigente de aspectos clave de la economía española, y que, desde el mes de junio, participa nada menos que en el funcionamiento del Banco Central Europeo como vicepresidente.

En estos momentos conviene señalar que se alzan ante nosotros problemas tan significativos como los vinculados a la crisis de Turquía, a la crisis de Argentina, a las consecuencias de las decisiones de Trump, al largo debate entre Bruselas y Londres a causa del Brexit, a los desórdenes en zonas asiáticas y al mantenimiento de conflictos muy serios en el mundo musulmán. Todo ello son problemas que impactan a Europa en su conjunto, y que España no puede ignorar.

De ahí surge la primera frase que conviene recoger: "En la primera mitad de 2018, el conjunto (de la zona euro) se debilitó desde las tasas muy elevadas observadas el año pasado, debido, en parte, al descenso de las exportaciones así como a restricciones temporales de oferta a nivel nacional e internacionales", pero inmediatamente Guindos manifestó que, aunque esta "ralentización observada ha tenido lugar antes de lo previsto", tenemos, ajeno a su texto, que tener en cuenta en España que se une en nosotros con un muy radical cambio de Gobierno, y que una serie de manifestaciones iniciales de los miembros de éste no parecen indicar que, en estos momentos, reconocen este nuevo panorama.

Y en este sentido, debemos tener en cuenta que Guindos, en relación con esa novedad coyuntural que ha sorprendido en el paso de 2017 a 2018, es obligado destacar que "se espera que la inflación subyacente repunte en el corto plazo, apoyada por medidas de política monetaria y por la intensificación de los procesos inflacionistas internos, que son lo suficientemente fuertes como para compensar los efectos deflacionistas de la subida del euro en 2017".

Reacciona, en ese sentido, el Banco Central Europeo, y considera, ante esa situación, que "dada la fortaleza subyacente de la economía de la zona del euro y el firme anclaje de las expectativas de inflación a más largo plazo" es lógico esperar que "la convergencia sostenida de la inflación hacia el objetivo marcado, continúe en los próximos meses, incluso después de la financiación gradual de las compras netas de activos"; e incluso, finalizadas "a fines de diciembre de 2018", a parte de una política de reinversión del principal de los valores adquiridos en el programa original de activos que vayan venciendo, a más de aspirar a que los tipos de interés oficiales del Banco Central Europeo se mantengan en sus niveles actuales hasta al menos el transcurso del verano de 2019". Pero queda siempre un margen para la acción del BCE: el de mantenerse vigilantes de la estabilidad de los precios.

¿Puede esto decir que el sistema monetario europeo tiene una arquitectura completa? Sobre esto se señaló la necesidad de varios sistemas, siendo, y esto debe destacarse, "que la culminación de la unión bancaria sigue siendo una exigencia esencial", y en esa dirección que se precisa, se señaló con satisfacción que avanza por "el Acuerdo sobre el Mecanismo Europeo de Estabilidad como respaldo del Fondo Único de Resolución", porque creará confianza en la eficacia de los procesos de resolución y aumentará la estabilidad del sector en su conjunto". Y para eso es preciso registrar en el establecimiento del "sistema europeo de garantía de depósitos", cuestión añadida y coyunturalmente muy importante, para que los riesgos se reduzcan de nuevo.

En ese sentido "las entidades de crédito significativas presentan, en este momento, activos de capital de máxima calidad, un 67% superiores a las de hace 10 años y bastantes grandes bancos están reduciendo actualmente sus carteras de préstamos dudosos y activos tóxicos". Y algo que ayuda en ese sentido es el camino de la mutualización de los riesgos. Señaló Guindos que si alcanzasen la mutualización completa "el sistema europeo de garantía de depósitos reduciría el riesgo de pánicos bancarios y aumentarían permanentemente el nivel de cobertura de los depósitos en la zona del euro", por lo que señaló agudamente que "la mutualización de los riesgos y su reducción se refuerzan mutualmente", porque al mitigarse el riesgo de fragmentación financiera el sistema ayuda a contener "la turbulencia de los mercados cuando estalla una crisis" aludiendo en este punto a un artículo, Consulting the Bank Unión with European Deposit Insurance Scheme, who is afraid of cross-subsiditation?, en la publicación del Banco Central Europeo Occasional Paper Series Nº 208, abril 2018.

Y mucho mejoraría a todo esto el desarrollo de una multiplicación de los mercados de capitales, por las ventajas derivadas de una "financiación transfronteriza amplia y bien integrada", así como la unión de los mercados de capitales.

Pero estas modificaciones no pueden hacer perder la necesidad de profundizar en la convergencia económica", lo que obliga, a nivel regional, -o sea, por cada nación miembro- poner en marcha "reformas estructurales". En primer lugar, "el crecimiento de un conjunto de la zona del euro", pero ello exige, desde luego, que cada país miembro, desarrolle "políticas estructurales y fiscales" en el conjunto "de los mercados de trabajo y de producción", y esto procurando que ninguno se escabulla, un peligro que "suele suceder".

Y además no es posible avanzar en este sentido si cada uno de los países, si únicamente tienen amplios márgenes presupuestarios, "deberían aumentar las inversiones públicas". Recomendación que, por desgracia, dado nuestro déficit público, no afecta a España.

Posiblemente, si el objetivo que añade de "mejorar el funcionamiento de los mercados de trabajo y de productos", conviene que España lo tenga en cuenta. Me parecen muy importantes todos estos mensajes de la lección de Luis de Guindos. Lo que señaló interesa a todos los miembros de la zona del euro, pero desde luego la lección, en múltiples sentidos para España, ha sido impagable. Merece la pena leer íntegramente su contenido.

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